Luz verde al despliegue de grupos de combate con financiación europea
sido hasta hace poco el único espacio que no se defendía de las medidas comerciales anticompetitivas, que consideraba que las inversiones extranjeras en sectores estratégicos no debían ser objeto de debate europeo”, criticó.
El nuevo líder francés fue recibido con entusiasmo por casi todos sus colegas, excepto el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. “Algunos veteranos llevamos décadas trabajando”, declaró Orbán, enfadado por los comentarios de Macron de que la UE “no es un supermercado”, un ataque a los países del Este por su falta de solidaridad en la crisis de refugiados y una clara nuestra de apoyo a Merkel.
Un hilo común recorre las decisiones adoptadas ayer en Bruselas en el terreno de la defensa, el comercio o la lucha contra el cambio climático: la voluntad de “tomar el destino de Europa en nuestras propias manos”, como dijo recientemente la canciller alemana después de constatar que ha dejado de tener un aliado en la Casa Blanca. El Consejo Europeo respondió a Trump que el acuerdo de París “no es renegociable” y se comprometieron a defenderlo en el mundo.
La nueva determinación europea se tradujo en la aprobación de los planes más ambiciosos de su historia para reforzar la defensa común, ahora que Londres ha dejado de frenarla y Trump, con su desdén por la cooperación transatlántica, ha acabado por impulsarla. Los líderes europeos dieron luz verde al despliegue de grupos de combate con financiación comunitaria y a la propuesta de la Comisión de crear un Fondo Europeo de Defensa para proyectos de investigación y desarrollo de material militar, con un apoyo económico de 1.500 millones anuales.
El Consejo Europeo bendijo las cooperaciones estructuradas permanentes (conocidas como PESCO) para realizar juntos misiones militares europeas más ambiciosas y se dio tres meses para pactar los criterios para decidir a qué tipo de misiones se dedican y quién va a participar en ellas. Con estas decisiones, los líderes europeos “han cruzado el Rubicón pero aún queda camino para llegar hasta Roma”, admitían fuentes diplomáticas. Como en todos los temas en los que la unidad es ahora la tónica, al llegar a los detalles aparecen las discrepancias. Francia y España defienden que sean lo más ambiciosas posibles. Alemania, que sean inclusivas y se sume el mayor número de países posibles. Ayer Europa se sintió más capaz de superar sus diferencias. “No debemos ser complacientes ni ingenuos”, admitió Tusk, pero “pese a las sombrías previsiones Europa se está convirtiendo de nuevo en un punto de referencia estable para el mundo”.