La ciudadanía europea se aleja de la élite
Un estudio de Chatham House muestra una profunda brecha en la sociedad comunitaria sobre la UE
El think tank británico Chatham House ha publicado esta semana un amplio estudio sobre el futuro de la Unión Europea que muestra una fuerte división entre la opinión pública general y la que tiene una élite de académicos, economistas, políticos y líderes de opinión. Esta divergencia a la hora de evaluar las aportaciones de la UE explica muy bien resultados electorales no previstos por los medios de comunicación, como el Brexit y el auge de la extrema derecha xenófoba y neofascista. A la pregunta, por ejemplo, de si usted se ha beneficiado de ser miembro de la UE, el 72% de la élite dice que sí pero sólo el 34% de la ciudadanía piensa lo mismo.
El estudio se ha realizado entre diciembre del 2016 y febrero de este año, e incluye entrevistas en profundidad a 1.800 miembros de la élite comunitaria y a 10.000 ciudadanos de a pie.
La divergencia de opiniones afecta también a la percepción que se tiene de los inmigrantes y de los musulmanes. Un 55% de la ciudadanía, por ejemplo, opina que su estilo de vida es irreconciliable con el de un musulmán, mientras que sólo un 35% de la élite piensa igual. Las propuestas populistas de Marine Le Pen y Geert Wilders encuentran, por lo tanto, un terreno abonado, y lo mismo podemos decir de países como Hungría y Polonia, hoy dirigidos por líderes en franca deriva autoritaria.
Chatham House ha preguntado a ciudadanos de diez estados: Alemania, Bélgica, Grecia, España, Francia, Italia, el Reino Unido, Austria, Hungría y Polonia. Están los países más importantes de Europa, pero se echan en falta los escandinavos y también los Países Bajos, necesarios para obtener una radiografía más ponderada de la opinión general de los ciudadanos comunitarios.
Donde las élites y la ciudadanía coinciden bastante es en que la UE no debe renunciar a sus principios básicos aunque ello suponga tener una relación peor con el Reino Unido. Aunque una gran mayoría de los encuestados (65%) desea un buen entendimiento entre Londres y Bruselas, la misma proporción sostiene que los valores esenciales de la UE no deben ponerse encima de la mesa negociadora.
Los últimos años de crisis y austeridad han perjudicado seriamente la opinión que la ciudadanía tiene de la UE. Las aportaciones de la Unión Europea al progreso y la estabilidad colectiva se desvanecen ante la dureza de los ajustes económicos, que han perjudicado, especialmente, a las clases medias. Crisis económica, pérdida de poder nacional y burocracia, por ejemplo, son los primeros conceptos que les vienen a la cabeza a los encuestados cuando se les pregunta por las ideas que más asocian con la UE. La diversidad cultural, la paz y el crecimiento económico quedan en segundo plano. Dicho esto, es lógico que sólo una minoría (30%) apoye ahora unos Estados Unidos de Europa (máxima integración política y económica), porcentaje que apenas sube al 40% cuando se pregunta a la élite. El estudio completo puede consultarse en la web de Chatham House.