Victoria Swarovski, la más popular de la familia de cristaleros
Victoria, una de las herederas del imperio del cristal, en el foco mediático por su boda
A una o dos personas en el mundo –es un decir– los deslumbrantes brillos de los cristalitos de Swarovski, y no digamos ya sus figuritas de cisnes –actual emblema de la empresa–, ositos, erizos y el animalario entero, les ponen bastante nerviosos, les dan bastante repelús. Claro que a muchos otros las creaciones de la firma cristalera austriaca fundada en 1985 por Daniel Swarovski –al que hay que agradecer que se devanara los sesos para crear el “diamante del pueblo”– les hipnotizan sobremanera. ¿Cómo si no habría logrado convertirse en todo un imperio/emporio? Los datos resumidos: unos 4.000 millones de dólares de facturación el último año, 31.000 empleados, más de 2.500 tiendas en 170 países.
En los últimos tiempos Swarovski ha intentado asimilarse cada vez más con el sector del lujo, a través de creaciones propias y en colaboración con firmas como Prada, Versace, Alexander McQueen o Victoria’s Secret, aunque la firma ya tiene una larga historia de relación con el mundo del glamur y las celebridades. Baste recordar que el vestido de Jean Louis que Marilyn Monroe llevaba cuando su célebre Cumpleaños feliz para Kennedy –que se vendió por 1,3 millones de dólares en 1999– estaba adornado por 2.500 cristales de Swarovsky, que más tenían los usados por Nicole Kidman en
Moulin Rouge y que la firma austriaca aún se superó en cantidad de piezas forrando algunos trajes encargados por Michael Jackson.
Pero todas esas creaciones han sido superadas de largo por el vestido de novia con el que se ha casado –en Trieste (Italia), con el inversor inmobiliario alemán Werner Mürz– la joven austriaca Victoria Swarovski, de 23 años, que debió de comer bien en las últimas semanas para poder mover el modelito en cuestión: cuerpo de tul, encaje y detalles de efecto tatuaje, cola de seis metros y gran velo, todo ello recubierto por 500.000 cristalitos y con un peso total de 46 kilos.
Se trata de una creación del célebre (y peculiar: busquen sus foto en la web de su firma) diseñador filipino afincado en Dubái Michael Cinco –entre cuyas clientas célebres figuran Beyoncé, Jennifer López, Rihanna o Lady Gaga– que según se ha difundido está valora- El vestido, de Michael Cinco, pesa 46 kilos, lleva 500.000 cristales y está valorado en más de 800.000 euros do en más de 800.000 euros.
Como delata su apellido, Victoria Swarovski es miembro de la familia de cristaleros, pero de ahí a decir, como ha replicado la prensa europea, que es “la” heredera del emporio, va una enorme distancia. Cabría hablar, en todo caso, de que es uno de los –muchos– herederos. El grupo Swarovski (reúne varias empresas, además de la de alta bisutería) sigue en manos del clan familiar, pero son entre 25 y 60 –las fuentes varían– de sus miembros, que se hallan diseminados por diversos países –Austria, Alemania, Suiza, Inglaterra, Estados Unidos...– y con amplia descendencia, los que comparten el accionariado de la compañía. Según diversas fuentes, el padre de Victoria, Paul Swarovski, trabaja en ella, pero desde luego no es ninguno de los cuatro primos que controlan la dirección del grupo: Robert Buchbauer, Nadja Swarovski, Mathias Margreiter y Markus Langes-Swarovski. Este último, casado y con hijos, es al parecer quien posee más acciones, cerca del 25%.
Lo que sí puede decirse es que, junto con su tía la diseñadora italiana Fiona Swarovski –Swarovski por su primer matrimonio, ya que en realidad se apellida Pacifico Griffini–, Victoria Swarovski, que tiene una hermana, Paulina, es el
miembro más famoso o popular de la familia, aunque su fama no va más allá de Austria y Alemania ,y no se debe a su apellido –aunque algo le habrá ayudado–, sino, cómo no, a la televisión. Victoria es una cantante pop de limitada discografía –media docena de singles– y moderado éxito que el año pasado se hizo popular por ganar la versión alemana de Mira quién baila y a raíz de eso fue también seleccionada por la misma cadena televisiva, la RTL, como jurado de otro célebre concurso, la adaptación de
Got talent.