Comer bien en verano
La dieta adecuada en verano no es esencialmente distinta a la del resto del año. Pero sí es cierto que las altas temperaturas cambian un poco nuestros requerimientos dietéticos. Cambian por ejemplo nuestras necesidades de agua. Recordemos que las cifras de referencia son un mínimo de 2 litros/día para las mujeres y 2,5 litros/día los hombres, de los que el 80% tiene que ser en forma de bebida. Es la sensación de sed lo que marca el ritmo de bebida, si bien ante los rigores veraniegos es aconsejable beber aunque no se tenga sed. Especialmente si se realiza un ejercicio físico, si se tienen más de 65 años o si se está en un ambiente de más de 30ºC.
En verano el metabolismo basal necesita menos energía que en invierno por lo que hay que comer un poco menos. Es aconsejable optar por platos más suaves y menos cocinados. El calor extremo no facilita precisamente la digestión. Otro tema crucial es el de la exposición solar. Es importante, además de una correcta protección cosmética, que nuestra dieta contenga alimentos ricos en vitamina C, provitamina A y vitamina E que tienen un cierto efecto “protector” de la piel. No es difícil. Cumpliendo la famosa norma de las cinco raciones de frutas y verduras del tiempo y de utilizar aceite de oliva es suficiente. Y por último: en verano hay más riesgo microbiológico con los alimentos. Atención pues a la higiene y dónde comemos...