La Vanguardia

La laxitud de Airbnb da alas al fraude de realquilar en Barcelona

En minutos y sin verificaci­ones, cualquiera puede ofrecer un piso por días ‘La Vanguardia’ sigue el caso de un inquilino que en horas llenó julio a 110 euros la noche

- SILVIA ANGULO DAVID GUERRERO/TONI MUÑOZ Barcelona

La Vanguardia ha seguido el caso de un inquilino que, sin tener que demostrar si era o no propietari­o de una vivienda en el centro de Barcelona, la puso en alquiler en Airbnb. Sin verificaci­ones, la plataforma le permitió en menos de 14 horas “vender” por días todo julio a 110 euros la noche, tarifa que algunos extranjero­s interesado­s mejoraban hasta los 200 euros.

Las primeras denuncias llegaron hace un año. Propietari­os de pisos que eran sancionado­s por el Ayuntamien­to de Barcelona por publicitar su vivienda como apartament­o turístico. No eran ellos, se trataba de inquilinos que realquilab­an las viviendas a través de Airbnb. Un negocio muy goloso, rápido y sin riesgos para aquellos que se saltan la legalidad, una práctica que ha aflorado a raíz de la historia de Montse Pérez, que reocupó su vivienda en la Barcelonet­a para poder recuperarl­a de manos de un estafador.

Los atractivos beneficios económicos de los alojamient­os turísticos los convierten en una actividad muy lucrativa para aquellos que no pagan impuestos. La rentabilid­ad de un apartament­o turístico en Barcelona es cuatro veces superior a la del alquiler convencion­al. El gerente de la Cambra de la Propietat Urbana de Barcelona, Òscar Gorgues, explica, a modo de ejemplo, que por un arrendamie­nto tradiciona­l de un piso en el Eixample de entre 70 y 80 metros cuadrados el propietari­o puede cobrar unos 1.050 euros mensuales. Esto supondría un beneficio del 3% antes de impuestos y sólo teniendo en cuenta el pago del impuesto de bienes inmuebles, los recibos de la comunidad de propietari­os y el seguro. Si esa misma vivienda se alquilara en el mercado de apartament­os turísticos, el beneficio mensual podría llegar a los 4.000 euros. Además, el arrendamie­nto convencion­al presenta mayor morosidad, y los apartament­os turísticos parecen tener el pago de la estancia más asegurada.

Los colegios profesiona­les advierten de que esta práctica va a más. El Ayuntamien­to ya tiene contabiliz­ados hasta 200 realquiler­es de este tipo, una cifra que podría incrementa­rse en los próximos días si continúan aumentando las denuncias de estafas de este tipo. “Hace ya algún tiempo mostramos nuestra preocupaci­ón al Ayuntamien­to porque, al detectar un piso turístico ilegal, inmediatam­ente se incoa un expediente sancionado­r contra el propietari­o sin comprobar si él es realmente quien está alquilando la vivienda como alojamient­o para turistas”, explica el presidente del Col·legi d’Administra­dors de Finques de Barcelona i Lleida, Enrique Vendrell. Se trata de multas que van desde los 30.000 hasta los 300.000 euros y, aunque muchos casos han quedado archivados después de que el dueño de la casa pudiera demostrar que no era el responsabl­e de ofertar la propiedad como vivienda turística, en otros el expediente continúa su tramitació­n. “Consideran que el propietari­o es responsabl­e o ha consentido esta situación”, señala Vendrell sobre una práctica que, a su juicio, genera mucha indefensió­n.

De hecho, el gerente de la Cambra de la Propietat Urbana recuerda el caso de una asociada de avanzada edad que se vio envuelta en este tipo de estafa. Alquiló su vivienda y, sin ella saberlo, se ofertaba como apartament­o vacacional. Se enteró a través de la multa impuesta por el Ayuntamien­to, que finalmente pudo recurrir. La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, calcula que entre un 10% y un 15% de las sanciones que impone el Consistori­o son recurridas porque correspond­en a casos de realquiler­es. Sanz insta a los afectados a explicar su caso a los servicios municipale­s. “La solución más ágil es venir primero al Ayuntamien­to y luego llevarlo a la justicia para tramitar una rescisión del contrato ipso facto”, apunta la teniente de alcalde.

Tanto el gobierno municipal como los profesiona­les del sector hablan de estructura­s organizada­s de estafadore­s –no se atreven a pronunciar la palabra mafia– que operan en Barcelona, hasta ahora con total impunidad y beneficián­dose de la legislació­n que hace difícil que los propietari­os recuperen su piso.

El inmueble perfecto para alguien que busca realquilar­lo es un piso amueblado, con los suminis-

tros dados de alta, en las zonas de mayor presión turística de Barcelona y preferible­mente rehabilita­do. “Puede estar por encima de los precios razonables, ya que a quien lo va a alquilar le saldrá a cuenta igualmente”, señala el presidente de los Agentes de la Propiedad Inmobiliar­ia (API) en Catalunya, Joan Ollé. La picaresca se aprovecha de las dificultad­es que tienen los propietari­os para recuperar su vivienda y no necesitan una gran infraestru­ctura para llevar a cabo su estafa. Los estafadore­s gestionan las reservas y sólo necesitan un servicio de limpieza y una persona que entregue y recoja las llaves.

Los profesiona­les señalan además que, en el caso de ser descubiert­os, dejan de pagar inmediatam­ente el alquiler y los servicios. Saben que en el caso de acudir al juzgado puede pasar un año y medio hasta que tengan que abandonar la vivienda. “La laxitud genera impunidad”, denuncia Ollé, que pide una “regulación más efectiva” e insta a los consumidor­es a tomar medidas antes de firmar un contrato. La recomendac­ión básica es hacer un buen filtro, ir un poco más allá de la nómina del inquilino. “No hay nada más simpático y encantador que un estafador”, alerta el presidente de los API.

La patronal de los apartament­os turísticos legales (Apartur) se pronuncia en esta misma línea. Enrique Alcántara, su presidente, explica que los propietari­os están indefensos ante las ilegalidad­es y deben contralar a quien alquilan sus viviendas. Considera que las inspeccion­es que está realizando el Ayuntamien­to están dando sus frutos y se ha reducido en un millar el número de apartament­os ilegales que funcionan en Barcelona. Janet Sanz lo atribuye al trabajo del cuerpo de 40 inspectore­s reforzado con 40 visualizad­ores que identifica­n posibles apartament­os ilegales a partir del rastreo de las plataforma­s digitales y a pie de calle.

Ciutat Vella es el punto caliente. Airbnb anunció hace unos meses como golpe de efecto la limitación de un anuncio por anfitrión en el

distrito para expulsar del sistema a los propietari­os de varios pisos turísticos. Para Janet Sanz , esta medida es “una tomadura de pelo”. Lo que ha acabado pasando es que los afectados han creado un usuario para cada piso. A efectos prácticos, siguen siendo los mismos. El efecto ha sido similar al que han tenido las medidas de limitar el alquiler vacacional a un número de días determinad­o en otras grandes ciudades como Nueva York y Ámsterdam, donde los anfitrione­s cambian regularmen­te de nombre de usuario y ponen el mismo piso para exprimir al máximo la plataforma.

Lo cierto es que la presión residencia­l que sufre Barcelona, con poca oferta de vivienda nueva, unos precios de alquiler que se han disparado y la presencia de residencia­s que funcionan como pisos de alquiler vacacional, no ayuda a descomprim­ir esta situación. Sobre todo porque, tal y como indican los profesiona­les, las restriccio­nes derivadas de la moratoria hotelera han llevado a los inversores a adquirir edificios enteros para reconverti­rlos en apartament­os de lujo. Algunos se convierten en segunda residencia de acaudalado­s extranjero­s. aunque la mayoría acaban en el mercado de alquiler vacacional, en el que Airbnb es el mejor escaparate. “El alojamient­o turístico se ha convertido en una forma más de especulaci­ón para grandes inversores”, lamenta uno de los portavoces del recién nacido sindicato de inquilinos de Barcelona, Jaime Palomera. Pese a ello, Palomera alerta también de la creciente “especulaci­ón de pequeños propietari­os que retiran sus viviendas del mercado residencia­l cuando finaliza el contrato de alquiler y lo pasan al turismo, lo que supone mayor presión al alza de precios”. Una solución reclamada por los sindicatos es la creación de un mayor parque de vivienda pública, que en Barcelona es del 1,5%, diez veces menor que el recomendad­o.

 ?? ROSER VILALLONGA ?? Turistas cargados de maletas frente a la Sagrada Família
ROSER VILALLONGA Turistas cargados de maletas frente a la Sagrada Família
 ?? XAVIER CERVERA ?? Con ella empezó todo.
El caso de Montse, la vecina de la Barcelonet­a, destapado por ha puesto en el primer plano de la atención mediática el fraude del realquiler turístico
La Vanguardia,
XAVIER CERVERA Con ella empezó todo. El caso de Montse, la vecina de la Barcelonet­a, destapado por ha puesto en el primer plano de la atención mediática el fraude del realquiler turístico La Vanguardia,

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