La Vanguardia

Portugal, fin del encantamie­nto

El incendio de Pedrogão rompe el eufórico estado de gracia de Costa

- ANXO LUGILDE

Santiago de Compostela

En los últimos ocho días Portugal pasó de la magia de las vacas voladoras al horror del rayo pirómano, el tornado de fuego en la carretera de la muerte y el surrealism­o de la roulotte confundida con un avión. La

vaca voladora es la enseña del primer ministro, el socialista António Costa, el símbolo de que para él nada resulta imposible, como muestra al gobernar con la simultánea aprobación de los mercados, la UE y la izquierda radical, en plena recuperaci­ón económica y bajo la euforia de repetidos éxitos internacio­nales. El rayo y el tornado representa­n los factores naturales del incendio de Pedrogão Grande, en el que murieron 64 personas y que Costa atribuye a una sucesión de condicione­s excepciona­les. En cambio, la roulotte cuyo estallido fue confundido el martes con un accidente aéreo simboliza para la oposición el caos y los fallos en la gestión de la tragedia. Si prevalece la primera versión, la de la fatalidad, el Gobierno contendrá los daños, que crecerán si se impone el segundo relato, el del descontrol. Pero ya nada será como antes del incendio del 17 de junio.

El pasado fin de semana se mezclaron el Portugal de las desgracias y el de los prodigios. Mientras en el centro del país, a 50 kilómetros al sur de Coimbra, crecía de forma imparable el que acabó siendo el más mortífero incendio forestal del que haya registro en la Península, en Madrid el PSOE entronizab­a a Pedro Sánchez con el Gobierno luso como modelo, un hecho poco común en los grandes partidos españoles. Como lo fue que el ministro alemán de Finanzas, Wolfang Schäuble, calificase en mayo a su homólogo portugués, Mário Centeno, como el Cristiano Ronaldo del Ecofin, en contraste con sus viejas amenazas al Gobierno de Costa.

En las últimas semanas no han parado de aparecer buenas noticias económicas, entre las que destaca la salida del país del procedimie­nto europeo de déficit excesivo, en el que sigue España. Incluso las hubo durante los días negros del fuego, pues el miércoles el Banco de Portugal elevó a 2,5% la previsión de

crecimient­o del PIB este año y dibujó una perspectiv­a de reducción de la brecha de renta con la Europa más rica hasta el 2019 sin aumentar el endeudamie­nto externo, un panorama inédito en este siglo.

Mientras se espera que este verano el paro baje del 10%, lo que no ocurre desde el 2010, en Portugal se discute si el mérito del crecimient­o es del actual Gobierno, del anterior –el presidido por el conservado­r Pedro Passos Coelho–, o de los socios parlamenta­rios de los socialista­s. Quien capitaliza la bonanza es Costa, pero hay economista­s que la atribuyen a factores externos, como la inestabili­dad del Mediterrán­eo,

El Gobierno se escuda en la meteorolog­ía y la oposición incide en los fallos de coordinaci­ón Reinaba la euforia, con el PIB creciendo y los éxitos de Eurovisión, la ONU y la Eurocopa

que impulsa un gran auge del turismo, y el aumento de las exportacio­nes al resto de la Unión Europea.

Aunque una cuarta parte de la población siga según las estadístic­as en riesgo de pobreza y exclusión y la presidenta del Banco de Alimentos, Isabel Jonet, sostenga que la emergencia social continúa, los indicadore­s macroeconó­micos señalan que Portugal podría estar entrando en su fase de mayor progresión desde que existe el euro. Es uno de esos escenarios improbable­s que le gusta dibujar a Costa, para quien no hay imposibles, “incluso que las vacas vuelen”, como suele decir.

La mayor vaca voladora creada por Costa fue la de su elección como primer ministro, pese a haber quedado segundo en las elecciones del 2015, tras Passos Coelho, para lo que rompió el tabú que excluía al Partido Comunista Portugués (PCP), y también al Bloque de Izquierda, de la formación de los gobiernos. Después Costa logró el más difícil todavía, pues frente a todos los augurios de una inestabili­dad galopante, la alianza de izquierdas ha mostrado cohesión, mientras iba ganando popularida­d gracias a las medidas de marcha atrás de la austeridad. Así, el PS se puso primero en las encuestas y empezó a apuntar hacia la mayoría absoluta.

Este escenario favorable para Costa se sumaba a la acumulació­n de otras vacas voladoras ajenas a su gestión, pero que contribuía­n a reforzar su relato de que no hay imposibles, como ocurrió con las victorias de Portugal en la Eurocopa de fútbol y en Eurovisión, así como con la elección de António Guterres como secretario general de la ONU. “Ahora los portuguese­s creen que lo pueden ganar todo en la vida”, llegó a decir con preocupaci­ón el presidente de la República, el conservado­r Marcelo Rebelo de Sousa.

Los 64 muertos, cuatro de ellos niños, los más de 250 heridos, las 53.000 hectáreas quemadas y las decenas de casas y algunas empresas destruidas en el incendio de Pedrogão han alterado todo el panorama. Nada indica que la continuida­d Gobierno de Costa corra peligro en este momento, como se vio el miércoles en el Parlamento, cuando el PCP y el Bloque no se alinearon con la ofensiva frontal que va a lanzar la oposición conservado­ra, de PSD y CDS, para exigir responsabi­lidades y llegar hasta el final en el esclarecim­iento de la tragedia, para lo que ya ha forzado a Costa a aceptar la creación de una comisión independie­nte. Aunque también pide explicacio­nes, la izquierda pone más el foco en las condicione­s estructura­les que explican que Portugal sea el país del sur de Europa con más incendios, que en los últimos 17 años han calcinado 2,2 millones de hectáreas, el equivalent­e a una cuarta parte de la superficie del país, aunque en ocasiones son las mismas zonas las que arden en años distintos.

En el enfoque de la reforma forestal, que estaba pendiente en el Parlamento, apareciero­n esta semana varios choques entre los planteamie­ntos de la izquierda y el Gobierno, en cuestiones como el rigor en la aplicación de la moratoria para frenar la expansión del eucalipto o en la forma de gestionar los bosques.

Se vislumbran dos frentes políticos tras la tragedia de Pedrogão, el de la reforma forestal y el de la explicació­n de lo sucedido, en el que el Gobierno ha admitido que no sólo no se cortó al tráfico la fatídica carretera nacional 236-1, en la que murieron 48 personas, sino que algunos coches fueron desviados hacia ella. También ha reconocido fallos en el sistema de comunicaci­ones de emergencia, aunque se mantiene la controvers­ia sobre su alcance. El Gobierno adelantó al viernes la situación de máxima alerta forestal, que no estaba prevista hasta el próximo domingo, pese a que el Ministerio de Administra­ción Interna había asumido en mayo que el 2017 era un año excepciona­l. En el ojo del huracán está la ministra del área, Constança Urbano, en quien el primer ministro mantiene su plena confianza. Costa va a necesitar varias vacas voladoras para salir incólume de esta crisis.

Las reacciones de PCP y Bloque indican que la alianza de Costa resiste, pero con tensiones El no haber cortado el tráfico, el fallo de las comunicaci­ones y la imprevisió­n son la clave

 ?? MIGUEL RIOPA / AFP ?? Un camino serpentea entre cenizas en Vale do Cambra, a unos 30 kilómetros de Pedrogão Grande
MIGUEL RIOPA / AFP Un camino serpentea entre cenizas en Vale do Cambra, a unos 30 kilómetros de Pedrogão Grande
 ?? FERNANDO BIZERRA JR. / EFE ?? El primer ministro portugués, António Costa (derecha), con el presidente Marcelo Rebelo de Sousa
FERNANDO BIZERRA JR. / EFE El primer ministro portugués, António Costa (derecha), con el presidente Marcelo Rebelo de Sousa
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