Italia logra permiso de la UE para salvar otros dos bancos
La larga crisis bancaria italiana vive este fin de semana un nuevo episodio. El Gobierno de Paolo Gentiloni se disponía a aprobar anoche –o quizás hoy, a más tardar– el decreto para salvar a dos entidades declaradas insolventes, la Banca Popular de Vincenza y Véneto Banca. Esta medida extraordinaria llega después del visto bueno dado el viernes por las autoridades europeas competentes, que certificaron la inviabilidad de los dos bancos, por falta de capital, y ordenaron su liquidación ordenada.
A falta de concretarse los detalles, se cree que la compleja operación seguirá, en parte, el modelo usado con el Monte dei Paschi di Siena (MPS). Se salvaguardará por completo a los depositantes, pero deberán rascarse el bolsillo los accionistas y los tenedores de obligaciones subordinadas. Intesa Sanpaolo está interesada en absorber los dos bancos quebrados, pero sólo sus partes sanas, lo que obligará a desvincular los créditos morosos y de dudoso cobro. De nuevo el Estado tendrá que pagar, pues, una abultada factura por salvar bancos y asegurar la estabilidad del sistema financiero.
La Banca Popular de Vincenza y Véneto Banca arrastran problemas desde hace años por su alegre concesión de créditos y su deficiente gestión. Las acciones subieron de modo artificial, hasta que la crisis puso las cosas en su lugar y quedó en evidencia el enorme agujero en sus cuentas.
La mayoría de los analistas critica la lentitud del Gobierno italiano en afrontar los problemas de sus bancos, una estrategia que ha terminado por disparar el coste de los rescates. El diario La Stampa, de Turín, calculaba ayer que salvar los bancos ha costado ya 31.000 millones de euros, equivalente a casi un 2% del producto interior bruto (PIB).