Rajoy teme el desgaste de la comisión del caso Bárcenas
La oposición atribuye al extesorero un pacto de silencio con el líder del PP El compareciente rechaza pedir perdón por su supuesta corrupción El presidente desdeña la utilidad de la investigación parlamentaria
A guantazos. Así discurrió ayer la comparecencia del extesorero del PP Luis Bárcenas en la comisión abierta en el Congreso para investigar la presunta financiación ilegal del PP. Bárcenas anunció que iba a guardar silencio, y lo hizo sobre todas las cuestiones sustantivas, pero lo rompió para entrar en diversos choques frontales con los portavoces de la oposición. El extesorero se guardó muy bien de proporcionar dato alguno sobre las finanzas del PP, apelando a su derecho a la defensa en los procesos judiciales que tiene abiertos, y la oposición vio en ese silencio medido y selectivo la prueba de que hay un pacto entre Bárcenas y la cúpula popular, por conveniencia compartida.
No se puede decir que lo hiciera sin pestañear, pero Bárcenas aguantó a pie firme la catarata de acusaciones y reproches que le dirigió la oposición y, no satisfecho, salió varias veces del burladero de su silencio para embestir a diestro y siniestro. Esa parte, la de los brotes de descaro, la tenía muy pensada.
A Irene Montero (Podemos) le recordó las ganancias presuntamente ilícitas de Juan Carlos Monedero. A Joan Tardà (ERC), la condena del exconseller Jordi Ausàs por contrabando de tabaco. A Toni Cantó (Cs) le instó a “no hacer teatro” en el Congreso, cuando el diputado le pidió que repitiera su negativa a contestar como respuesta a cada pregunta. Y al PSOE le acusó de inventarse que los jueces acusen al PP de haber funcionado como una “organización criminal” en la gestión de sus finanzas.
Haciendo un resumen de todos sus desplantes, Bárcenas dijo que él no tenía la culpa si los partidos no habían obtenido los resultados que esperaban de su comparecencia. “No se debe a mí –dijo–, sino a la torpeza de la oposición”, por el hecho de haberle citado cuando aún se está celebrando el juicio del caso Gürtel y está pendiente el relativo a los papeles de Bárcenas. Precisamente en este mismo juicio deberá comparecer Mariano Rajoy en calidad de testigo el día 26 de julio.
Los diputados apelaron al respeto que merece la cámara de representación de los ciudadanos y la institución en que reside la soberanía popular. Y Bárcenas contestó que su prioridad es otra, la de garantizar su defensa.
Las declaraciones judiciales del extesorero popular se revelaron, en todo caso, como fuente principal para los ataques de la oposición. Isabel Rodríguez (PSOE) y Toni Cantó (Cs), por ejemplo, subrayaron que Bárcenas dijo haber entregado cuando dejó el Senado un sobre con más de 4.000 euros a Mariano Rajoy y que este destruyó en su trituradora algún tipo de documento adjunto que podía suponer una prueba. El extesorero popular aguantó impertérrito la lectura de sus manifestaciones en sede judicial, principalmente ante el juez Pablo Ruz, que durante un tiempo fue el instructor del caso Gürtel.
Pero todos los intentos de que Bárcenas ratificara o completara sus manifestaciones ante los jueces resultaron vanos. El extesorero del PP dejó muy claro que no había ido al Congreso a relatar hechos, sino obligado por la convocatoria, y sólo hizo uso de la palabra cuando le pareció que los portavoces exageraban o falseaban algún dato. Alguno de ellos, como Tardà, decidieron evitar los esfuerzos inútiles y la consiguiente melancolía, y fueron di- rectos a objetivos concretos. El representante de ERC no le reclamó muchas explicaciones a Bárcenas, y dijo conformarse con que pidiera perdón. Aquí surgió el Bárcenas más auténtico, fiel con sus palabras a sus actos. “¿Por qué he de pedir perdón? ¿Lo pidió Ausàs por su contrabando?”, se preguntó. Y Tardà le respondió: “Ausàs fue expulsado en doce horas”. “Sí, pero enseguida le recolocaron”, soltó Bárcenas, tal vez para buscar un paralelismo con su despido en diferido. “Eso (que Ausàs fue recolocado) es falso”, replicó el portavoz de ERC.
El PP no hizo preguntas a Bárcenas. El portavoz popular, Carlos Rojas, sostuvo que el propósito de los “torquemadas” de la oposición era “desgastar” al PP con una comisión que va a ser cuestionada ante el Tribunal Constitucional.
“Quien monte un circo que lleve a sus propios personajes”, dijo Pablo Casado en la rueda de prensa posterior al comité ejecutivo del PP, que, bajo la presidencia de Rajoy, se reunió ayer a la vez que lo hacía la comisión en el Congreso.
Pero el silencio de los populares es más una apariencia que lo que de verdad les gustaría hacer. Quieren aparentar que la comisión no les afecta, que son cosas del pasado, y
LA ACUSACIÓN Según PSOE y Cs, el líder popular destruyó pruebas de la financiación ilegal
LA NEGATIVA El compareciente rechaza pedir perdón por sus supuestas prácticas de corrupción
que donde estén unos datos económicos como los que registra España, nada podrá empañar la buena gestión del Gobierno, que ayer aprobó en el Senado los presupuestos. Pero la realidad desmiente las palabras, y tanta importancia da el PP a la comisión de investigación de sus finanzas y a la comparecencia de Bárcenas que fue tratada en la ejecutiva del partido en dos intervenciones, la del propio Rajoy, y la del coordinador general, Fernando Martínez-Maillo.
Ninguno de los dos hablaron del extesorero popular, pero sí de la comisión, que puede ser motivo de quebraderos de cabeza para el Gobierno
LA FRASE DEL LÍDER POPULAR “Si la oposición sólo quiere hablar del pasado, nosotros hablaremos del futuro”
y el PP, en un momento en que la situación política, al margen del proceso soberanista en Catalunya, no se presenta mal para los populares. Rajoy habló para desacreditar la iniciativa de la comisión de investigación, que con palabras más gruesas el máximo responsable del PP en la comisión, Martínez-Maillo, calificó de “comisión inquisitorial que sólo busca imponer la ley de la selva y arrinconar al PP”.
Las conclusiones de Rajoy fueron otras: esta comisión no aporta nada en la lucha contra la corrupción; “busca un desgaste partidista del Gobierno” y da igual quién comparezca y quién no, quién declare y quién no, porque las conclusiones “ya las tienen redactadas los partidos”. Y en una aseveración poco realista concluyó: “Si la oposición sólo quiere hablar del pasado, nosotros hablaremos del futuro”. Los populares ven en la comisión de investigación del Congreso un inten- to de aislar al PP, de hacerle aparecer de cara a las próximas elecciones como un apestado con quien ni se puede hablar, pero no lo están consiguiendo, según los dirigentes populares, porque el partido no está aislado: “Gobierna en minoría y ha conseguido llegar a acuerdos con siete partidos”.
La ejecutiva del PP insistió en los visos de ilegalidad que, a su juicio, pesan sobre la comisión, al no fijar un plazo temporal y un objeto de investigación, y esperarán a hoy para ver si la Mesa acepta su recurso se revisión. Si finalmente decide rechazarla, ya está decidido que acudirán al Constitucional.