El retorno de Berlusconi
La coalición de centroderecha encabezada por la Forza Italia de Il Cavaliere ha logrado un éxito rotundo en las últimas elecciones parciales municipales italianas, mientras que el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo ha sufrido reveses en casi todas partes.
Las coaliciones de centroderecha lograron buenos resultados en las votaciones de desempate (ballottaggio) celebradas el pasado domingo para elegir alcalde en varias ciudades italianas importantes como Génova, L’Aquila, La Spezia, Catanzaro y Pistoia. El avance conservador y el retroceso el Partido Demócrata (PD) de Matteo Renzi llevó al incombustible Silvio Berlusconi a vaticinar que la vuelta al poder del centroderecha, a nivel nacional, está a la vuelta de la esquina en Italia.
Quizás resulta exagerado extrapolar los resultados de unas elecciones municipales muy parciales. Es sintomático, sin embargo, que el centroderecha (la alianza de Forza Italia, la Liga Norte y Hermanos de Italia) haya arrebatado al PD la alcaldía de un bastión tradicional de la izquierda como es la industrial Génova. Los resultados genoveses son los que más impacto político han causado.
La primera vuelta de las municipales, hace dos semanas, ya dio pistas sobre el estado de ánimo en el país. El Movimiento 5 Estrellas (M5E), de Beppe Grillo, sufrió un revolcón, lo cual puso en cuarentena los vaticinios de que podrían ganar unas elecciones generales.
Para el centroderecha, el desenlace del ballottaggio (término que deriva de un arcaico modo de elección del dogo de Venecia) supone un desafío para aclarar su estrategia y su liderazgo. Berlusconi, pese a sus 80 años y su condena de inhabilitación para ocupar cargos públicos, aún se reivindica como líder indiscutible del arco conservador. Ha recordado estos días que su intervención en la campaña, las entrevistas concedidas a televisiones locales, han contribuido a dar confianza y al éxito de los candidatos del centroderecha. “He vuelto y se nota”, dijo el ex jefe del Gobierno.
El problema de Berlusconi es que el líder de la Liga Norte, el mucho más joven e impetuoso Matteo Salvini, pretende mandar en el centroderecha e imponer una línea euroescéptica y firme ante la inmigración. A la hora de presentar un programa para unos comicios generales, eso puede representar un problema. Salvini, en todo caso, quizás reformule sus mensajes, con un tono más moderado, ante el fracaso de su aliada Le Pen en Francia.
Para Renzi, la situación no es fácil. Sabe que en el partido hay descontento. Las heridas internas tras la derrota en el referéndum de la reforma constitucional de diciembre pasado no se han curado. Él confía en que, a la hora de la verdad, los italianos le verán como una garantía de moderación y pragmatismo frente a las otras opciones, pero podría equivocarse en el cálculo.