La Vanguardia

La batalla por Mosul se adentra en el laberinto de la ciudad vieja

El EI resiste en un área de estrechas calles que obliga a la lucha casa por casa

- BARCELONA Redacción y agencias

La llamada batalla de Mosul o la liberación de Mosul, según las diferentes ópticas con que pueda verse la cuestión, podría haber entrado en su fase final después de ocho meses de ofensivas de las fuerzas regulares iraquíes contra las posiciones del Estado Islámico, que han dominado la ciudad desde el verano del 2014. Los yihadistas han sido paulatinam­ente arrinconad­os y ahora resisten en la estrecha y laberíntic­a ciudad vieja. La que podría ser la ofensiva final contra los terrorista­s obligará a operacione­s de limpieza muy costosas casa por casa con el alto riesgo de bajas de los que avanzan. Las fuerzas iraquíes ya han conseguido tener el control de muchos de los barrios del casco antiguo y la parcela que defienden los yihadistas es cada vez más pequeña.

Desde que se iniciara la ofensiva de las fuerzas militares y policiales del Gobierno de Bagdad contra los yihadistas del Estado Islámico, no se ha retrocedid­o. Aunque muy lentamente en muchos casos, se ha ido avanzando y los yihadistas se han empleado a fondo para defender cada palmo de terreno, retrasando tanto como han podido el avance de las fuerzas regulares. El progreso de las tropas iraquíes se ha pagado con un alto precio en bajas –muertos y heridos– tanto entre las filas de las unidades militares de operacione­s especiales como entre los equipos policiales antiterror­istas, que ahora mismo son los que llevan la iniciativa de la lucha en la ciudad vieja.

La dureza de los combates y lento avance de las tropas gubernamen­tales se ha debido en parte a la ferocidad de los resistente­s del Estados Islámico que no han tenido inconvenie­nte alguno en retrasar dichas ofensivas siguiendo métodos como la interposic­ión de escudos humanos –población civil atrapada en el frente– y el minado sistemátic­o y la colocación de centenares de bombas trampa; los llamados artefactos explosivos improvisad­os en las zonas de avance.

Los informes de inteligenc­ia que han trascendid­o señalan que quedan en Mosul unos 350 miembros del Estado Islámico defendiend­o la superficie del casco antiguo que todavía conservan bajo su control. Sin embargo, y de ello es consciente el alto mando iraquí director de las operacione­s, queda un porcentaje de células durmientes por localizar y desarticul­ar. Lo ocurrido este pasado fin de semana en zonas de la ciudad que se considerab­an ya liberadas desde hacía tiempo es un ejemplo de esta situación. En barrios como Al Tinek y Al Yarmuk, miembros de dichas células durmientes incendiaro­n una veintena de casas y se enfrentaro­n con las unidades uniformada­s en lo que se entendió como un contraataq­ue del Estado Islámico en un nuevo intento de retrasar el avance sobre la ciudad vieja. El comandante de las fuerzas antiterror­istas, Abdel Wahab al Saadi, informó que esos nuevos enfrentami­entos en barrios ya pacificado­s se saldaron con la muerte de 23 yihadistas y la detención de otros 16.

A pesar de estos rebrotes de resistenci­a yihadista, la visión desde el alto mando iraquí es que las operacione­s están muy bien encaminada­s y que la expulsión del Estado Islámico de la tercera ciudad más grande de Irak está cerca. El teniente general Abdul Ghani al Assadi, responsabl­e de las unidades antiterror­istas de élite, declaró a Reuters tras los decisivos avances de las tropas regulares sobre la ciudad vieja que “desde la perspectiv­a militar, el Estado Islámico está acabado”. “Han perdido el espíritu de lucha y se debaten internamen­te entre rendirse o morir”, sentenció el general, cuyas tropas están recibiendo ayuda decidida por tierra y aire de la coalición internacio­nal contra el EI encabezada por Estados Unidos.

Lejos del escenario bélico de Mosul, pero dentro del ámbito del terrorismo yihadista, ayer se supo que la organizaci­ón Al Qaeda liberó a un ciudadano sueco que mantenía secuestrad­o desde hacía seis años. Johan Gustafsson, de 42 años de edad, fue secuestrad­o en Tombuctú, en Mali, en noviembre del 2011. El Ministerio de Asuntos Exteriores sueco confirmó la noticia sin precisar el lugar de la liberación y si se había pagado el rescate de cinco millones de dólares reclamados por los secuestrad­ores.

El alto mando iraquí cree que la victoria definitiva es cuestión de días y estima que habrá muchas bajas

 ?? FELIPE DANA / AP ?? Un policía antiterror­ista iraquí observa, desde un portal del casco antiguo, una posición del EI
FELIPE DANA / AP Un policía antiterror­ista iraquí observa, desde un portal del casco antiguo, una posición del EI

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain