Frente común para mejorar la gestión del turismo
Ayuntamiento, Diputació y Turisme de Barcelona crean un observatorio para generar datos que permitan actuar contra los impactos negativos
Una ciudad con cerca de 145.000 camas regladas, y otras tantas de ilegales, que genera 32 millones de pernoctaciones al año no conoce “la dimensión real del turismo en Barcelona; el gran reto es promover estudios sobre el coste/beneficio de este sector”, apuntó ayer Damià Serrano, el coordinador del Observatori del Turisme a Barcelona (OTB), presentado ayer. Ayuntamiento, Diputación y el consorcio Turisme de Barcelona han impulsado esta herramienta con la misión de crear conocimiento para reducir los impactos sociales y medioambientales que provoca uno de los sectores más cuestionados de la capital.
Estas tres instituciones ya recaban cifras aunque con metodologías distintas lo que complica el análisis del fenómeno. “Tenemos muchas encuestas pero no son homogéneas, queremos estandarizar los datos”, apuntó Agustí Colom, concejal de Empresa y Turismo del Ayuntamiento. El reto recopilar información que, entre otras cosas, sirva para luchar contra la creciente oferta de pisos turísticos ilegales. Para ello, el OTB se ha fijado identificar y hacer seguimiento del censo de alojamientos en la ciudad y en el conjunto de las comarcas de Barcelona. No en vano, el observatorio nace también para “reconocer que la realidad turística va más allá de la ciudad, cuando hablamos de desconcentración nos referimos a promover el entorno”, añadió Colom. Así, globalmente, en el conjunto de las comarcas de Barcelona, excepto la capital, el número de plazas ronda las 263.000 y el de pernoctaciones los 34 millones. No obstante, aludiendo a esa déficit de datos, en la provincia no se dispone de cifras referentes a los apartamentos y a las viviendas de usos turístico.
Hay un amplio margen para mejorar. Serrano indica que hasta el año 2013 Barcelona ciudad sólo manejaba las cifras de los turistas alojados en hoteles. “Ahora tenemos las de todos los establecimientos reglados, pero (obviamente) no las de los ilegales, aunque se calcula que como mínimo en Barcelona hay más de 100.000 camas irregulares y en Catalunya 500.000 ”, añade Serrano.
También hay que investigar el peso del visitante, la persona que se desplaza a Barcelona durante el día pero que no pernocta en la ciudad. También en este caso la información de la que se dispone es antigua, del 2010, “cuando un estudio ya obsoleto estimó que por cada turista había dos visitantes”, precisa Serrano. El flujo hacia Barcelona es descomunal pero a la inversa, hacia otras zonas de la provincia de Barcelona, todavía es muy limitado. “Sólo el 8% de las personas que pasan unos días en Barcelona sale fuera. Los que lo hacen van principalmente a Montserrat y Sitges y en segundo lugar al eje Girona-Figueres”, detalla
Uno de los retos: recopilar más información para luchar contra la oferta de pisos turísticos ilegales
el coordinador del OTB. La asignatura pendiente es consolidar la Barcelona global, la que llega a localidades del Montseny o del Bergadà, promoviendo actividades en auge como el senderismo.
Otros deberes inmediatos son realizar estudios sobre el mercado de trabajo en este sector y la huella de carbono (cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del turismo), a la vez que se avanza en “los indicadores que midan la sostenibilidad de esta actividad”. Serrano juzga inviable poder determinar la capacidad de carga del turismo en toda Barcelona (el número máximo de personas que puede soportar la ciudad sin que se resientan los valores ambientales) aunque sí considera que se puede trabajar en ámbitos pequeños, como ya se está haciendo en el entorno del templo de la Sagrada Família, en la Rambla del Poblenou y en la Barceloneta. “En estas zonas se está evaluando la presión de los visitantes a través de cámaras y de la red wifi; cuando se superan los niveles de tolerancia se actúa puntualmente, sea a través de los guías o de las compañías de autocares”, concluye Serrano.