El Govern encalla en la compra de urnas y busca alternativas
Ninguna de las dos empresas que concurrieron cumple las garantías El Ejecutivo catalán insiste en que la consulta del 1-O se hará igualmente
A 95 días del referéndum previsto para el 1 de octubre, el Govern tendrá que buscar una alternativa a la compra de urnas de metacrilato que tenía previsto realizar mediante concurso público, al no cumplir con las garantías las dos empresas que se han presentado.
El proceso de compra de urnas para el referéndum está, de momento, encallado. Esta es la consecuencia de que el acuerdo marco sobre la homologación de empresas que deberían suministrar las urnas a la Generalitat haya quedado desierto debido a que no han cumplido los requisitos técnicos requeridos. Un contratiempo que, a noventa y cinco días del 1-O, complica la situación y eleva la presión sobre el Govern, que, a pesar de todo, garantiza que las urnas estarán disponibles para la jornada de la consulta, aunque por ahora no aclara cómo lo hará para conseguirlas.
Dos empresas concurrieron a la homologación –Plastic Express y la UTE de Espai World y Suministros Integrales Futbida–, pero ninguna de ellas reunió las garantías exigidas. A Plastic Express se le reclamó documentación adicional, que no presentó, y la UTE de Espai World y Suministros Integrales Futbida no acreditó la solvencia económica necesaria, ante lo que la mesa de contratación, una vez finalizados todos los plazos previstos, se ha visto obligada a declarar desierto el concurso. “Ahora analizaremos la legislación y todas las vías legales existentes y optaremos por la más garantista y la que permita completar de manera más óptima el objetivo de disponer de urnas propias de la Generalitat para todos los futuros procesos electorales que se produzcan en Catalunya”, intentó salir al paso la consellera de Presidència, Neus Munté, en la rueda de prensa posterior a la reunión de ayer por la mañana del Govern, que realizó una primera valoración del fiasco que representa la paralización del proceso de compra de urnas, pero que no tomó ninguna decisión sobre los pasos a seguir a partir de ahora.
“La voluntad de adquirir las urnas se mantiene intacta, porque estamos convencidos de que nos ampara la legalidad vigente y las competencias que nos reconoce el Estatut”, aseguró, en todo caso, la portavoz del Govern, que, de acuerdo con esta premisa, reafirmó el compromiso de que “el 1-O habrá urnas” y “se celebrará un referéndum con todas las garantías y, por tanto, sin ningún artilugio que no sean urnas”. Qué hará ahora el Govern para conseguir las urnas es, sin embargo, lo que Neus Munté no aclaró. No aclaró, por ejemplo, si repetirá el concurso de homologación, pero no lo descartó. Y no aclaró tampoco si optará por una adjudicación directa, sin concurso previo, si la decisión final es un encargo de compra inferior a 18.000 euros –urnas de cartón– que no lo requiere, pero tampoco lo descartó.
Este último mecanismo, sin ir más lejos, es el que se empleó para las urnas del 9-N. A través de un acuerdo marco sobre suministro de material de papelería, el Govern encargó al Centre d’Iniciatives per a la Reinserció (CIRE) la confección de las urnas, por un importe inferior a 18.000 euros que no necesitó concurso previo, y apenas quince días después del pedido ya pudo disponer de ellas. Si para el 1-O hará lo mismo es la incógnita. “Optaremos por la fórmula que consideremos más adecuada”, se limitó a repetir una y otra vez la consellera de Presidència, mientras el propio presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, acababa terciando en el debate con un apunte en su cuenta de Facebook que pretendía tranquilizar los ánimos: “No sufráis, el 1 de octubre habrá urnas”.
En espera de la evolución de los acontecimientos, el Govern no se atreve ni a afirmar ni a negar que la querella de la Fiscalía contra la consellera de Governació, Meritxell Borràs, y su exnúmero dos y actual jefe del gabinete jurídico de la Generalitta, Francesc Exteve, por desobediencia, prevaricación y malversación en relación a la compra de urnas haya influido en la actitud de las empresas a la hora de concurrir a la homologación. Pero lo que tiene claro es que el hecho de que el concurso haya quedado desierto evidencia que “la querella no tiene base jurídica y es preventiva”, y por esta razón Neus Munté consideró que “lo que debería hacer la Fiscalía es retirarla”. En realidad, la propia defensa de Meritxell Borràs y Francesc Esteve ha decidido enviar el acta de la mesa de contratación que
EXIGENCIAS TÉCNICAS Ninguna de la dos empresas presentadas a la homologación reúne los requisitos
CONSECUENCIAS POLÍTICAS Borràs lleva el fiasco de la licitación al TSJC para pedir el archivo de la querella
declara desierto el concurso al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) para pedirle que archive la querella, ante la constatación de que al no existir proceso de compra de urnas la denuncia no tiene sentido. Un argumento que será incluido como ampliación del recurso contra la admisión a trámite que los abogados de los querellados entienden que refuerza sus tesis.
El revés que supone el fiasco en el proceso de compra de urnas por parte del Govern estuvo presente, sea como sea, en una reunión que por la tarde mantuvieron todos los actores del bloque independentista, en teoría para preparar el acto del próximo 4 de julio de presentación de las garantías del referéndum. El encuentro tenía, según fuentes del Govern, carácter ordinario para hacer un seguimiento de los preparativos de la consulta y se celebró en el Palau de la Generalitat con la asistencia de Carles Puigdemont, el vicepresidente Oriol Junqueras, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, representantes de Junts pel Sí –Jordi Turull y Marta Rovira– y de la CUP –Anna Gabriel, Benet Salellas y Albert Botran– y los presidentes de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural –Jordi Sànchez y Jordi Cuixart–. El objetivo no era, por tanto, tratar de las urnas, pero la cuestión se abordó especialmente a partir del creciente malestar de la CUP, que a través de Mireia Boya había exigido al Govern que las comprara de inmediato y se había pronunciado con un elocuente “basta de pusilánimes que buscan subterfugios”.
El presidente de la Generalitat intentó tranquilizar a los presentes con la promesa de que el Govern solucionará el problema de la compra de las urnas en breve, pero al igual que Neus Munté tampoco aclaró cómo ni cuáles son las alternativas. La voluntad de Carles Puigdemont era, sobre todo, infundir calma al bloque independentista, como lo demuestra que el mensaje con el que garantizaba que el 1-O habrá urnas coincidió con el inicio de la reunión, que apenas duró dos horas. Un encuentro en el que, según otras fuentes, el Govern habría informado también que alguna de las empresas que se presentó a la homologación ha recibido la visita de la Guardia Civil para presionarla.