Arte callejero en la Vila Olímpica
Los Juegos Olímpicos trajeron consigo la construcción del barrio de la Vila Olímpica. Llàtzer Moix informaba hace 25 años en La Vanguardia del montaje de una colección de esculturas en sus calles. A menos de un mes para la inauguración de la cita, la Vila Olímpica recibía los últimos retoques y se anunciaba que la zona reuniría obras de un heterogéneo grupo de artistas, a quienes se encargaron trabajos de distinta intención y volumen, alguno de ellas de grandes dimensiones. La lista de artistas incluía a Antoni Llena, Andreu Alfaro, Mariscal, Fornells Pla, Frank Gehry, Lluís Ulloa, Auke de Vries, Antoni Roselló, Òscar Tusquets, Enric Miralles y Carme Pinós, Tom Carr, Riera i Aragó y Sergi Aguilar.
El mismo día, y en una Barcelona en plena ebullición, se informaba en una crónica de Enric Juliana de que los 13 mayores hoteles de la ciudad serían recalificados para que no se convirtieran en oficinas en el 93. Era un nuevo plan de hoteles que intentaba evitar que, tras la euforia de los Juegos, los empresarios redujeran la oferta cambiando de negocio. En esa lista de grandes establecimientos hoteleros estaban el Arts, el Avenida Palace, el Calderón, el Diplomatic, el Expo-Hotel, el Hilton, el Majestic, el MarinaPark, el Melià Sarrià, el Meridien, el Presidente, el Princesa Sofía y el Ritz. Se hablaba de este plan como una solución salomónica que alcanzaron el Ayuntamiento y la Generalitat para hallar una salida a una ácida polémica que enfrentó a ambas instituciones con motivo del primer plan de hoteles, el de 1989.