Obras de verano
Como es tradición, las grandes ciudades aprovechan la menor intensidad de tráfico propia del verano para acometer las principales obras viarias minimizando el impacto sobre la vida cotidiana. Barcelona no es la excepción. El cambio de los últimos años –muchos residentes acortan sus periodos vacacionales y en algunas zonas se registra una gran afluencia turística– dificulta esa tarea imprescindible. Este verano la capital catalana será escenario de muchas obras, pero la mayoría de ellas de escasa envergadura. Desde el punto de vista de la comodidad, es una buena noticia que aliviará las molestias propias de esta estación, pero al mismo tiempo es un síntoma preocupante de que la ciudad está, hoy por hoy, carente de proyectos más ambiciosos, un hecho que se constata desde que comenzó este mandato municipal hace ahora dos años. Las labores de mantenimiento son, qué duda cabe, necesarias, pero se echa de menos alguna obra destacada que confirme que la ciudad no corre peligro de quedarse estancada.