Joan Carles Calbet
La asociación de comerciantes reclama un trato fiscal igualitario
PRESIDENTE DE COMERTIA
La Associació Catalana de l’Empresa Familiar del Retail (Comertia) celebró anoche en una cena de gala su 15.º aniversario. Comertia agrupa a 61 cadenas de tiendas que facturan 4.000 millones anuales y tienen cerca de 35.000 trabajadores.
“Para levantar la persiana de un comercio hace falta obtener permisos, hacer frente a controles y pagar impuestos. En cambio, en internet sólo hay que crear una página web para empezar a vender. La desregulación del comercio en línea es total y absoluta”. La asociación de comerciantes Comertia –que agrupa 61 comercios catalanes y familiares que facturan más de 4.000 millones– lo dejó muy claro anoche, en un encuentro con el president Carles Puigdemont: el Govern tiene que exigir a las plataformas de comercio online el trato fiscal y administrativo que recibe habitualmente el comercio físico porque sólo así se acabará con la competencia desleal que ejercen las plataformas electrónicas sobre el comercio tradicional.
Joan Carles Calbet, presidente de la asociación, puso el acento a incrementar el control aduanero y arancelario de los productos que se venden a través de internet así como a acabar con la elusión del impuesto del IVA por parte de estas plataformas. En este sentido, Calbet relacionó los precios bajos de internet con estas prácticas fraudulentas y lamentó que en España se asocie el comercio online tan sólo al producto barato, y no a la comodidad, tal como pasa en otros países de Europa. Calbet resaltó que la Administración tendría que poner mucho más énfasis en regular este canal de venta y, desde la asociación, abrió las puertas a colaborar con el Govern para elaborar una normativa adecuada a sus peticiones.
Calbet criticó también la nueva economía colaborativa, que según su opinión es “la economía de no pagar impuestos” y, por eso, instó a la Administración a equiparar la fiscalidad que se aplica a las transacciones convencionales (de comercio a particular) a las operaciones entre particulares efectuadas a través de plataformas digitales de compra y venta de productos de segunda mano.
Comertia también se mostró contraria a la venta de productos falsificados tanto en la calle como en establecimientos que no cumplen con las normativas de seguridad, de calidad o de sanidad. Además, criticó las ventajas competitivas que se ofrecen a las grandes empresas multinacionales en ámbitos como el fiscal, el crédito o el inmobiliario.
En este sentido, criticó la inflación extraordinaria que generan estas empresas en los alquileres de las mejores zonas de la ciudad y lamentó la evasión de impuestos en otros países por parte de las multinacionales.
Comertia concluyó así, que son las firmas convencionales las que acaban asumiendo los costes de la competencia desleal e instó a las administraciones a regular mejor los nuevos canales de venta y a ser contundentes contra la venta ilegal. Reclamó así un trato igual con independencia de la transacción y la ubicación de la sede de la empresa. La asociación tampoco olvidó su reivindicación ya histórica de conseguir la exención o la aplicación de un tipo impositivo reducido en los beneficios no distribuidos entre los socios para que la empresa tenga más músculo financiero.
“La economía colaborativa es la economía de no pagar impuestos”, añade la asociación