Vacaciones
La aparición de los populismos, incomprensibles y dramáticas matanzas en espacios públicos europeos, y sobre todo el famoso procés han sido los grandes protagonistas de este curso.
Extenuados con estos tres temas, a principios de julio nuestros termostatos particulares empiezan a anunciarnos que nos hace falta desaparecer. Nos avisan de que tenemos que cambiar de aires, de vestimentas, de horarios, de paisajes, en pocas palabras, de actitud. Ahora, nuestros cuerpos necesitan con urgencia descanso y paz, y por eso anhelamos empezar las vacaciones. El verano, con su calor y todas sus singularidades, es la estación del año que la mayoría escogemos para reposar: unos en julio, otros en agosto.
Buscamos la posibilidad de disfrutar de una vida distinta y limpiar nuestros cerebros. Tenemos la esperanza de no recibir tantas malas noticias por televisión y no tener que leer tantos mensajes enviados por WhatsApp –con chistes y fotos incluidas–. Decimos, también, adiós al trabajo y a todos los fantasmas propios de la gran ciudad, que rugen y estresan sin parar.
Nuestras vacaciones nos hacen falta: nos rejuvenecen, nos doran la piel y nos suministran arrestos para poder continuar el próximo curso. El 1 de octubre ya está aquí.
JORDI QUEROL PIERA Barcelona