“A paseo los tonos lúgubres”
“En las casas ricas, en los palacios históricos, mando a paseo los alambicados pastelones, los tonos lúgubres, las mortuorias cursilerías”. Esto escribió Sonia Delaunay al referirse a la idea con que abrió en Madrid la tienda Casa Sonia de decoración de interiores. La artista dejó varios diarios y cartas que esclarecen su proceso creativo y sus decisiones como emprendedora. Cuando creó las marcas Sonia y Delaunay, escribió a un amigo para explicarle así sus intenciones. Se trata –le decía– de “transformar la banalidad cotidiana y los objetos que la acompañan en un entorno más artístico y elevado”. Para conseguir ese objetivo y en última instancia mejorar el mundo –pues tal era el móvil que movía al matrimonio Delaunay y otros muchos creadores de la época–, era imprescindible modificar todos los elementos materiales que rodeaban al ser humano con el fin de “ennoblecer los instintos del gusto popular hacia ideales más humanos”. Pero ojo: con luz y color, sin tonos lúgubres.