El rey de la regularidad
Alemania alcanza como mínimo las semifinales en cada torneo desde el 2006
En el fútbol de selecciones, el maillot de la regularidad no es el verde, como en grandes pruebas ciclistas, sino que es el blanco, el que luce Alemania. Gary Lineker acuñó a finales de los 80 y principios de los 90 una frase que se convirtió en un clásico, la que decía que el balompié lo practican once contra once pero siempre se impone el equipo alemán. Esa máxima vuelve a estar vigente con el triunfo de la Mannschaft en la Copa Confederaciones del pasado domingo. Una victoria que viene a refrendar un modelo, una trayectoria y a un equipo técnico de larga y exitosa trayectoria. El seleccionador, Joachim Löw, era el ayudante de Jürgen Klinsmann cuando Alemania comenzó una necesaria renovación para afrontar el Mundial 2006 que se disputaba en su casa. Venían de hacer el ridículo en la Euro 2004 y reaccionaron rápido. No ganaron como anfitriones pero brillaron y llegaron a las semifinales. El conjunto alemán siempre ha estado entre los cuatro mejores en todas las competiciones que ha disputado en los últimos once años (ver cuadro adjunto).
Ha mantenido el rumbo pese a sufrir derrotas dolorosas cuando ya oteaba algún título. Una tremenda fiabilidad ante la que nadie puede equipararse en estos tiempos. Es verdad que España, en su época dorada, ganó más (un Mundial y dos Eurocopas), pero después bajó y no pudo mantener el nivel ni en Brasil 2014 ni en Francia 2016.
Precisamente Löw, hace unas semanas, puso como ejemplo de lo que no había que hacer a la selección española, a la hora de razonar su apuesta por los jóvenes para la Confederaciones. El técnico dijo que la roja bajó en su rendimiento porque siempre confió en los veteranos. Y es que desde siempre ha seguido como un espejo el fútbol español, o para admirarlo como reconoció en 2012 o para seguir un camino distinto, como esta vez. La decisión le ha salido perfecta. Alemania se llevó el trofeo, con el portero blaugrana Marc André Ter Stegen elegido mejor futbolista, y su equipo sub-21 también conquistó el Europeo de la categoría, ante España.
Ahora mismo, con vistas al Mundial de Rusia del año que viene, Löw tiene unos 40 jugadores para monitorizar, muchos de ellos con la mayor parte de su carrera por delante. Mientras, han estado descansando futbolistas como Kroos, Özil, Hummels, Khedira y Muller, en tanto que Neuer estaba lesionado, por no citar a Reus o a Götze. “El objetivo era tener alternativas y que los jugadores siguieran creciendo. Lo hemos conseguido. Hay jugadores que han ganado mucho en confianza”, se felicitó el seleccionador. El capitán ha sido Julian Draxler, de 23 años, y uno de los que más han brillado responde al nombre de Leon Goretzka, del Schalke 04, al que algunos comparan con Lothar Matthäus. “Apenas habíamos jugado juntos, pero hemos formado un equipazo, sobre todo un grupo con mucha hambre de victoria”, analizó Ter Stegen. Era una auténtica selección pues sus jugadores se formaron en 14 equipos diferentes.
“Alemania siempre es uno de los favoritos, en cualquier torneo, pero para el Mundial el trabajo empieza ahora. Este éxito no garantiza nada de cara al futuro”, avisó Löw, que calcula contar con unos cinco jugadores de la Confederaciones para el Mundial.
El principal problema para él, aunque bendito, será elegir a quién dejar fuera el próximo verano. El desafío es arduo porque nadie ha ganado dos Mundiales seguidos desde que lo hizo Brasil en 1958 y 1962.
UNA DECISIÓN QUE FUNCIONA Tras dar descanso a muchos de sus primeros espada, Alemania tiene ahora más opciones para el Mundial
JOACHIM LÖW “El objetivo era que los futbolistas siguieran creciendo y se ha conseguido”