Contra armas nucleares
Más de 120 países apoyan el tratado, boicoteado por las potencias con arsenal atómico
Más de 120 países aprobaron ayer en la ONU el primer tratado internacional que prohíbe las armas nucleares. Se trata de un acuerdo histórico, pero más simbólico que práctico: las potencias con arsenal atómico boicotearon la votación.
Más de 120 países aprobaron ayer en la ONU el primer tratado internacional que prohíbe las armas nucleares. Se trata de un acuerdo histórico, pero más simbólico que práctico, puesto que todas las potencias que disponen de arsenal atómico boicotearon la votación y, en particular, los miembros del Consejo de Seguridad con mayor capacidad destructiva, Estados Unidos, China, Rusia, el Reino Unido y Francia. Por supuesto, tampoco lo firmó Corea del Norte.
El tratado exige a todos los países que lo ratifiquen “que en ningún caso desarrollen, prueben, produzcan, fabriquen, adquieran, posean o almacenen armas nucleares u otros artefactos explosivos nucleares”. También prohíbe cualquier transferencia o uso de armas nucleares o dispositivos nucleares explosivos y la amenaza de usar tales armas.
Con todo, el tratado no entrará en vigor hasta noventa días después de que un mínimo de cincuenta países miembros de la ONU lo ratifiquen. El proceso de firma país por país comenzará el 20 de septiembre. Está por ver cómo se desarrolla la recogida de firmas, pero todo apunta que no lo firmará ningún país relevante. En la votación de ayer, 122 países votaron a favor, lo que supone dos tercios de los 192 miembros de la ONU. Holanda participó, pero para votar en contra puesto que en su territorio Estados Unidos tiene instalada una base militar equipada con arsenal nuclear. Singapur se abstuvo. España, siguiendo la consigna de la Alianza Atlántica, también se escaqueó.
Aun así Elayne Whyte Gómez, representante de Costa Rica y presidenta de la Conferencia de las Naciones Unidas para negociar un instrumento jurídicamente vinculante para prohibir las armas nucleares, declaró que “este es un acontecimiento histórico para la humanidad que el mundo ha estado esperando durante 70 años” , es decir, desde el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki en 1945, que provocó un cuarto de millón de muertos, la mayoría civiles, víctimas de la explosión o por el envenenamiento producido por la radiación.
Pese al boicot de las potencias nucleares, Whyte Gómez destacó que “sin duda este tratado complementará y fortalecerá la arquitectura global sobre el desarme nuclear y el régimen de no proliferación”. Izumi Nakamitsu, alto representante de Naciones Unidas para Asuntos de Desarme, planteó la aprobación del tratado como el inicio de un proceso que con el tiempo será irreversible. “Los estados poseedores de armas nucleares y algunos de sus aliados –dijo– no pueden unirse a las negociaciones en este momento, pero tarde o temprano optarán por incorporarse”.
Pero la presión global no parece afectar a las grandes potencias, que justifican su armamentismo echando las culpas al vecino. La embajadora estadounidense, Nikki Haley, lo dejó claro antes de abrirse las negociaciones: “Tenemos que ser realistas –dijo–. ¿Alguien cree que Corea del Norte prohibiría las armas nucleares?”. Seguro que Kim Jong Un diría lo mismo de Estados Unidos. El uno por el otro, y el mundo en vilo.
España sigue la consigna de la OTAN, y no participa en las negociaciones ni en la votación del acuerdo