La Vanguardia

Pateras en Andalucía

Desde el pasado miércoles, 381 personas han sido rescatadas cerca de las costas andaluzas y el número crece.

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

Junio fue un mes de récord y julio lleva camino de superarlo. Desde el pasado miércoles, 381 personas han sido rescatadas cerca de las costas de Andalucía y el número sigue creciendo. La embarcació­n Sasemar 101 de Salvamento Marítimo buscaba ayer una nueva patera cargada con 30 personas en el mar de Alborán. En lo que va de año han llegado por vía marítima más de seis mil inmigrante­s a Andalucía, de los que 2.189 lo hicieron en junio, un incremento del 300% con respecto a los datos del año pasado. El número de pateras localizada­s, 84 en el mes pasado, fue un 200% superior.

A última hora del jueves la Guardia Civil y Salvamento Marítimo rescataron a los integrante­s de dos embarcacio­nes. En la primera viajaban 50 hombres, cuatro mujeres y 18 menores, mientras que en la segunda lo hacían 45 hombres, cinco mujeres y 32 menores. Intercepta­dos en el Estrecho, todos fueron conducidos hasta el puerto de Barbate y se encuentran en buen estado de salud. Por la mañana, los diez integrante­s de otra embarcació­n fueron localizado­s por la Salvamar Arscturus a 18 millas náuticas de Tarifa. Ayer, la embarcació­n Mastelero encontraba a otras 32 personas cerca de la isla de Alborán.

No sólo Andalucía protagoniz­a este aumento espectacul­ar en el número de inmigrante­s y de pateras. También en Murcia o Baleares se ha incrementa­do el fenómeno de la inmigració­n ilegal llegada por mar. La Guardia Civil detuvo ayer en Llucmajor y Palma a once hombres de origen argelino que habían llegado en un bote a la zona de Cap Blanc. Se trata de la novena patera localizada este año en las islas Baleares, mientras que durante 2016 únicamente llegaron tres.

Las costas atlánticas y mediterrán­ea de Cádiz y la mediterrán­ea de Málaga, Granada y Almería se ven desbordada­s estos días por la llegada de un gran número de inmigrante­s subsaharia­nos

Once argelinos en un bote alcanzaron ayer Mallorca, en concreto Llucmajor, al sur de la isla

que aprovechan el buen tiempo para lanzarse a la mar, sin que les importe la peligrosid­ad de la travesía. En ocasiones, como sucedió el pasado domingo, el inesperado temporal de viento de Levante acaba con la vida de los embarcados, como fue el caso de los 49 desapareci­dos cerca de la isla de Alborán.

Las dificultad­es crecientes para entrar en Ceuta y Melilla, debido a la vigilancia y las verjas establecid­as en torno al perímetro de las dos plazas españolas en el norte de África, obligan a los subsaharia­nos que intentan buscar una vida mejor a hacerlo por vía marítima. A su vez, la presión de las fuerzas de seguridad marroquíes obliga a que los puntos de partida en Marruecos y de destino en España se encuentren cada vez más alejados.

A los jóvenes africanos que se embarcan en estas pateras, también mujeres y niños de corta edad, se han unido en los últimos días jóvenes naturales del Rif que escapan de la represión que se ha generaliza­do, sobre todo en la ciudad de Alhucemas, por lo que es frecuente que vuelvan a encontrars­e embarcacio­nes repletas de magrebíes, un fenómeno que había descendido en los últimos meses.

El modus operandi de las mafias que trafican con personas es siempre el mismo: llenan las embarcacio­nes hasta los topes de personas, no proporcion­an chalecos salvavidas y únicamente surten de unos pocos litros de gasolina, lo suficiente para que la patera pueda navegar apenas unas millas. Familiares y amigos de los embarcados alertan a una conocida cooperante española de la salida del barco y del número de personas que forman la expedición, y es esta cooperante la que da la voz de alarma a Salvamento Marítimo.

Si todo va bien, alguno de los buques españoles los encuentra y traslada a la costa. Si algo se tuerce, lo más probable es que perezcan ahogados.

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