La derrota del EI no acabará con el terror
El persistente retroceso militar que experimenta el Estado Islámico (EI) y que se evidencia por la recuperación de Mosul, la huida, antes de que ocurra, de sus líderes de la emblemática Raqa parece que hacia Libia, Chad y Al Mayadin, a sólo 40 kilómetros al sudeste de Deir Ezzor, localidad bajo el control del ejército sirio leal al presidente Bashar el Asad, ha provocado que en Irán se cante victoria sobre el Estado Islámico y que centros internacionales de análisis estratégico de gran influencia se apunten en distinta medida al discurso de su desaparición. Incluso la muerte nunca confirmada de su líder, Abu Bakr al Bagdadi, se añade a la euforia de una argumentación que no se comparte en los centros contraterroristas europeos, que no bajan la guardia.
De hecho, la costosa reconquista de Mosul, de Raqa, aún en curso, y la pérdida de dos tercios de territorio por parte del EI y así como del 80% de sus ingresos económicos y su supuesta debilidad no han causado ningún efecto disuasorio entre sus seguidores ocultos en la Unión: “No se ha suspendido o postergado ni uno solo de los varios centenares de investigaciones en marcha en la UE en torno a células extremistas islámicas”, revela un mando de la coordinación de la lucha antiterrorista europea.
No obstante, el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, ha festejado públicamente el fin del califato proclamado por el EI. “Estamos viendo el fin del falso Estado Islámico; la liberación de Mosul lo demuestra”, dijo el primer ministro iraquí en un tuit, sin duda valorando el símbolo que supone la toma de la gran mezquita Al Nuri de Mosul, donde hace tres años Abu Bakr al Bagdadi pronunció su célebre sermón en el que se proclamó califa del autodenominado Estado Islámico.
Igualmente desde IHS Markit, empresa que ofrece información y análisis para la toma de decisiones de empresas y gobiernos en diversas materias, como seguridad y defensa, llevan meses anunciando que a medida que el EI cede territorios se aproxima a una “bancarrota” inevitable de tal suerte que su califato se derrumbará, probablemente, antes de que acabe el año. Entonces los restos del EI se desmoronarán y quedarán reducidos a unas áreas urbanas aisladas que serán derrotadas durante el 2018.
Por su parte, CTC Sentinel ,la publicación de análisis del Combating Terrorism Center, institución académica militar de Estados Unidos (USMA) de West Point, Nueva York, cree en la derrota del EI, pero no en su desaparición. Por una parte, considera muy significativa la destrucción por los yihadistas de la gran mezquita Al Nuri y por otra razona que la prevista caída de Raqa supondrá un durísimo golpe para el Estado Islámico. Dos hechos que indican derrota.
Pero sólo hasta aquí el descalabro del EI expuesto en West Point. CTC Sentinel revela que el teniente general Michael K. Nagata, director de la Dirección de Planificación Estratégica Operacional en el Centro Nacional de Contraterrorismo de EE.UU., advierte sobre la demostrada capacidad de recuperación del EI y de sus seguidores incondicionales dispuestos a matar en cualquier momento, tal como se ha comprobado –subraya el análisis de USMA– en Turquía y en España, especialmente gracias a los trabajos de los investigadores del Real Instituto Elcano.
Para los agentes del contraterrorismo de la UE, sucede, tal como muestra el filósofo francés Philippe-Joseph Salazar, autor del libro Palabras armadas (Anagrama), cuya reseña publicamos hace un año, que el EI nunca desaparecerá pues nada de lo que está en internet se pierde y en este caso se trata, además, de un mensaje sólidamente anclado y tan delicadamente elaborado que –para Salazar y los agentes– perdurará mientras exista la red de redes. Se trata, aducen, de un mensaje potente, muy bien elaborado que convence y que lleva a comprender el fenómeno mediático yihadista que capta nuevos adeptos que ven en la elocuencia terrorista una necesidad ideológica, poderosa, atractiva, bella y estética, con la particularidad de producir una retórica que convierte en armas las palabras y las palabras en armas.
Por todo ello, los analistas militares de la OTAN temen que el EI se rehaga en otro lugar si la Coalición Internacional no lo impide y desmonta su utopía. El norte de África, y en especial el Sahel, apuntan a convertirse en un segundo capítulo del EI.
El mensaje del EI perdurará mientras exista internet, donde está visible, asegura el filósofo francés Salazar