Salsa de tomate ligera
Elegir un kilo de tomates rojos de tamaño mediano. Después de lavarlos, se embadurnan con un poco de aceite y se asan en el horno a 180 grados hasta que estén cocidos. Una vez fríos, hay que pelarlos antes de triturar la pulpa en la batidora hasta que quede una salsa homogénea. Aderezar con un par de cucharadas de aceite de oliva, un poco de sal, y albahaca triturada. El resultado es una salsa de tomate deliciosa pero más digestiva, nutritiva y ligera que la salsa de tomate frito convencional.