La Vanguardia

Empordà indie con Wilco

El festival de Cap Roig arranca con aire rock y ambiente alternativ­o

- Salvador Llopart Barcelona

Ni Elton John, ni Sting ni Rod Stewart, como en otras ocasiones. La noche inaugural de Cap Roig no fue para evidencias. Tampoco para corear canciones. Eso hubiera sido lo previsible en uno de los actos musicales más representa­tivos de los veranos de la Costa Brava.

Pero no; esta vez no. La velada inaugural de Cap Roig, que este año alcanza su 17.ª edición, un festival presidido en su escenario –y auspiciado– por la estrella de Miró de La Caixa, fue, desde el principio, una celebració­n inesperada

llamada Wilco. Grupo emblemátic­o en eso que hemos dado en llamar rock alternativ­o. Formación más que reconocida –aclamada más bien– por sus seguidores, muchos y muy fieles, el nucleo duro del concierto de ayer, extasiados como siempre ante los “Radiohead de las planicies americanas” como se los conoce. Pero que también supo conquistar el corazón de los indecisos.

Grupo ineludible en los ambientes más inquietos, donde el rock es alternativ­o o no es. En Cap Roig resultaba una incógnita. Se puede decir que Wilco anoche no jugaba en campo propio. Pero ganaron. Por goleada. “No, no somos Woody Allen (que hoy actuará en el mismo escenario). Noche equivocada”, dijo. Para añadir: “Nosotros somos Wilco”, dijo Jeff Tweedy, chaqueta blanca, gorro blanco y voz blanca. Wilco, habitual en el Primavera Sound, obligó anoche a escuchar –mucho más que en otras ocasiones– complejas y bellas canciones de su repertorio. Expectació­n evidente entre una parte del público y entusiasmo entre los conocedore­s. Ellos sí llenaban el silencio, entre Ashes, Child, Cry y

Heart, títulos abreviados de las primeras canciones, las que dominaron la primera parte. Hasta la explosión sonora de Art, siguió imparable hasta llegar a la conocida Misunderst­ood, con la que culminó la primera explosión sonora de la noche, efectivame­nte, a lo Radiohead.

Wilco es un grupo para la gente que repara en los detalles. Sutiles por momentos; con guitarras desatadas en otros. Hoy sábado, con la actuación de Woody Allen, será el momento de lo evidente. De la inauguraci­ón popular. Y en días sucesivos se impondrá el eclecticis­mo con Anastacia, Pretenders, Norah Jones, Estopa, Silvia Pérez Cruz, Melendi, India Martínez o David Bisbal, por citar sólo unos cuantos interprete­s que pasarán por el certamen hasta finales de agosto.

Pero ayer, con Wilco, por una noche, el Empordà se transformó en un campamento indie. Con canciones con alma acústica, extraídas de Schilco (2016), el décimo y por el momento último álbum del grupo, y complement­adas con explosione­s sonoras, lo propio de un concierto de verano, Servidas con maestría musical –con aire de FM– y un sonido impecable (cosa que se agradece, y mucho, con unas canciones tan sutiles y complejas).

La leyenda de Wilco nace en los noventa con eso que se dio en llamar Americana o country alter-

El grupo de Jeff Tweedy, con un sonido impecable, obligó a escuchar las canciones más que a corear

nativo, algo que había empezado a fermentar en los setenta. De las cenizas convulsas de aquel movimiento nació Wilco, capitanead­o desde entonces con mano firme por Tweedy. Pero la verdadera eclosión de Wilco como grupo imprevisib­le y rompedor llegaría con Yankee Hotel Foxtrot (2002), una grabación legendaria en los ambientes alternativ­os. El regusto de aquella grabación se hizo sentir anoche.Tan alternativ­o resultó Yankee Hotel Foxtrot que, en su momento, fue rechazado por la discográfi­ca del grupo. Y Jeff Tweedy colgó el disco en internet, y así se convirtió en todo un éxito. El mayor que el grupo hasta el momento: más de medio millón de copias vendidas, cuando finalmente apareció en formato físico. Aquello fue el nacimiento del Wilco de ahora mismo. Y desde entonces cada una de las aparicione­s del grupo se recibe como un acontecimi­ento, como pasó anoche.

El mismo Jeff Tweedy, al frente de una banda que en todo la que va de década ha vivido en una extraña estabilida­d, sin los cambios continuos de miembros que eran la tónica del grupo, es un roquero atípico, como demostró ayer en Cap Roig, donde sus canciones acabaron por conquistar a una audiencia entre indiferent­e y expectante. Gafas de concha, un poco pasado de peso y gorro, Tweedy resulta la antiimagen del héroe del rock.

Y sin embargo cumple, o ha cumplido a lo largo de su carrera, con los esquemas del género: ha estado enganchado a las drogas, pero no por su valor recreativo. Las migrañas lo convirtier­on en un adicto de los narcóticos. Sufre, o sufría, ataques de pánico y, por ello, es un habitual de las urgencias de los hospitales. Y desde luego, el rock en sus manos es otra cosa muy distinta. Cada noche, cada concierto, una incógnita por despejar, como ayer en Cap Roig. El resultado: el Empordà se ha hecho indie en sus manos.

Por una noche al menos.

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 ?? PERE DURAN / NORD MEDIA ?? Jeff Tweedy, al frente de Wilco,
convenció a los convencido­s y conquistó, con su rock inesperado, a los indecisos
PERE DURAN / NORD MEDIA Jeff Tweedy, al frente de Wilco, convenció a los convencido­s y conquistó, con su rock inesperado, a los indecisos

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