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Las conclusiones de la cumbre del G-20, con la derrota de Donald Trump frente a Angela Merkel, y el primer aniversario del PDECat.
EL PDECat celebró ayer su primer aniversario con un consejo nacional y lo hizo en un clima enrarecido, provocado por la reciente destitución del conseller Baiget, ordenada por el president Puigdemont. El primer año de vida de la organización que surgió de la refundación de CDC no ha sido muy tranquilo, como no lo fue su nacimiento. La revuelta de las bases y de algunos dirigentes territoriales se impuso a los planteamientos que habían previsto Artur Mas y la dirección saliente. Incluso el nombre escogido fue motivo de controversia.
En aquel momento, quedó claro que la vieja cultura convergente basada en la falta de debate ideológico y la obediencia a la cúpula dejaba de existir. Marta Pascal, elegida coordinadora, se puso al frente de una dirección poco experimentada y que, además, debía convivir con Mas y con un president alejado de la lógica partidista. El nuevo partido –más abierto y horizontal organizativamente– ha debido hacer frente al impacto del caso Pujol, a las derivadas del caso Palau y a las sospechas relacionadas con el caso 3% mientras intenta encontrar su lugar en el proceso y la política catalana y española en general, teniendo en cuenta que la existencia de Junts pel Sí tapa el mensaje de los neoconvergentes. La pérdida de grupo propio en Madrid tampoco ayuda en este sentido. Marta Pascal –con un discurso contundente contra la corrupción– ha ejercido su autoridad al forzar la salida del imputado Gordó.
A pesar de la apuesta clara del PDECat por la hoja de ruta del Govern, las discrepancias internas sobre cómo se desarrolla el proceso existen. Por ejemplo, Mercè Conesa, presidenta de la Diputación de Barcelona, no esconde su opinión. Las inhabilitaciones de Mas, Homs, Ortega y Rigau han ayudado a cohesionar una organización con varias familias políticas, pero también han dado lugar a incertidumbres. Por otra parte, la negativa de Puigdemont a ser candidato obliga al PDECat a buscar cabeza de lista, una tarea que también tiene pendiente en Barcelona.
Las encuestas confirman el ciclo declinante del PDECat en beneficio de ERC, mientras todas las decisiones importantes han quedado en suspensión a la espera del referéndum. Junto a estos problemas, el PDECat disfruta actualmente de una representación fuerte en el mundo municipal, que se traduce en 400 alcaldes y 4.000 concejales, más el gobierno de las cuatro diputaciones y de la mayoría de los consejos comarcales. El futuro dirá si la refundación sirvió para conservar un espacio político o bien para acelerar su disolución.