Fiebre del pulsómetro
El éxito del pulsómetro lidera la revolución de la automonitorización
El éxito del pulsómetro va unido al auge del running y a la necesidad de la automonitorización del cuerpo.
El uso del pulsómetro se sigue extendiendo entre aficionados a correr o a nadar, entre deportistas de todo tipo y entre personas que a través de su smartwatch siguen su frecuencia cardiaca cuando caminan, duermen, practican sexo o simplemente están en el sofá. Una nueva tendencia, bautizada en Estados Unidos como self-tracking (autoseguimiento), emerge tras la venta asma de pulsómetros, sea a avés de un reloj inteligente que ma el pulso en la muñeca o con pegada na cinta gada al pecho y una plicación; móvil, la forma más fiable y precisa, según los médicos.
Un nuevo panorama en el que, gracias a los avances y la generalización de la tecnología, se podrá autocuantificar los niveles de glucosa, las calorías consumidas, la calidad del sueño, la deshidratación e, incluso, el lactato producido durante el esfuerzo muscular, clave para prevenir lesiones. “La autocuantificación humana vive inmersa en una auténtica revolución originada en la intersección entre la democratización tecnológica y las nuevas tendencias sociales y culturales”, destaca el fisiólogo JordiFerre, investigador de la Uru-versitat Rovira i Virgili (URV) es-pecializado en tecnologia aplicada al deporte. En Estados Unidos se han publi- cado en el último año estudios centrados en exclusiva en la automonitorización, difundidos en algunos casos en forma de libro y editados por el Massachusetts Institute of Technology (MIT). “El autoseguimiento es un fenómeno social y cultural”, afirman Gina Neff y Dawn Nafusen en Self-tracking. También se han realizado estudios científicos que analizan algunos de los pulsómetros más vendidos para comprobar en el laboratorio si realmente miden con precisión la frecuencia cardíaca. Los resultados son, por lo genecuencia ral, satisfactorios. Pero, ¿tiene una utilidad médica auténtica medir y seguir en tiempo real, por cuenta propia, los 365 días del año, parámetros como la fre- cardiaca? ¿Es aconsejable planificar la actividad física y su intensidad en función de estos resultados? ¿Qué riesgos y peligros entraña? “El seguimiento del ritmo cardiaco nos da una información muy limitada. Para hacer un diagnóstico de una arritmia no nos vale saber el número de pulsaciones por minuto, lo puedes tener tomándote el pulso y contando; necesitamos algo más: la actividad eléctrica del corazón, el electrocardiograma”, destaca el doctor Alfredo Bardají, jefe de cardiología del hospital Joan XXIII de Tarrafesionales, gona. El éxito del pulsómetro, ligado al boom del running, con cada vez más aficionados que se entrenan prácticamente como si fueran pro- se ha convertido en el primer banco mundial de pruebas del autoseguimiento. “Por un lado hace que la gente sea más sensible, que conozca mejor su cuerpo, la actividad física que realiza y qué frecuencia cardíaca alcanza. Pero hay que demostrar primero su validez, porque hay pulsómetros muy fiables, como los que tienen la banda pectoral, y otros, como los que sólo miden el pulso en la muñeca, con desfases de hasta 10 y 15 pulsaciones por minuto”, advierte el doctor Daniel Brotons, experto en medicina del deporte. Algunos médicos están aprove-chando ya a su favor la generaliza-ción del uso del pulsómetro entre aficionados al deporte. "Cuando hago las pruebas de esfuerzo pido a