La Vanguardia

Fiebre del pulsómetro

El éxito del pulsómetro lidera la revolución de la automonito­rización

- ESTEVE GIRALT

El éxito del pulsómetro va unido al auge del running y a la necesidad de la automonito­rización del cuerpo.

El uso del pulsómetro se sigue extendiend­o entre aficionado­s a correr o a nadar, entre deportista­s de todo tipo y entre personas que a través de su smartwatch siguen su frecuencia cardiaca cuando caminan, duermen, practican sexo o simplement­e están en el sofá. Una nueva tendencia, bautizada en Estados Unidos como self-tracking (autoseguim­iento), emerge tras la venta asma de pulsómetro­s, sea a avés de un reloj inteligent­e que ma el pulso en la muñeca o con pegada na cinta gada al pecho y una plicación; móvil, la forma más fiable y precisa, según los médicos.

Un nuevo panorama en el que, gracias a los avances y la generaliza­ción de la tecnología, se podrá autocuanti­ficar los niveles de glucosa, las calorías consumidas, la calidad del sueño, la deshidrata­ción e, incluso, el lactato producido durante el esfuerzo muscular, clave para prevenir lesiones. “La autocuanti­ficación humana vive inmersa en una auténtica revolución originada en la intersecci­ón entre la democratiz­ación tecnológic­a y las nuevas tendencias sociales y culturales”, destaca el fisiólogo JordiFerre, investigad­or de la Uru-versitat Rovira i Virgili (URV) es-pecializad­o en tecnologia aplicada al deporte. En Estados Unidos se han publi- cado en el último año estudios centrados en exclusiva en la automonito­rización, difundidos en algunos casos en forma de libro y editados por el Massachuse­tts Institute of Technology (MIT). “El autoseguim­iento es un fenómeno social y cultural”, afirman Gina Neff y Dawn Nafusen en Self-tracking. También se han realizado estudios científico­s que analizan algunos de los pulsómetro­s más vendidos para comprobar en el laboratori­o si realmente miden con precisión la frecuencia cardíaca. Los resultados son, por lo genecuenci­a ral, satisfacto­rios. Pero, ¿tiene una utilidad médica auténtica medir y seguir en tiempo real, por cuenta propia, los 365 días del año, parámetros como la fre- cardiaca? ¿Es aconsejabl­e planificar la actividad física y su intensidad en función de estos resultados? ¿Qué riesgos y peligros entraña? “El seguimient­o del ritmo cardiaco nos da una informació­n muy limitada. Para hacer un diagnóstic­o de una arritmia no nos vale saber el número de pulsacione­s por minuto, lo puedes tener tomándote el pulso y contando; necesitamo­s algo más: la actividad eléctrica del corazón, el electrocar­diograma”, destaca el doctor Alfredo Bardají, jefe de cardiologí­a del hospital Joan XXIII de Tarrafesio­nales, gona. El éxito del pulsómetro, ligado al boom del running, con cada vez más aficionado­s que se entrenan prácticame­nte como si fueran pro- se ha convertido en el primer banco mundial de pruebas del autoseguim­iento. “Por un lado hace que la gente sea más sensible, que conozca mejor su cuerpo, la actividad física que realiza y qué frecuencia cardíaca alcanza. Pero hay que demostrar primero su validez, porque hay pulsómetro­s muy fiables, como los que tienen la banda pectoral, y otros, como los que sólo miden el pulso en la muñeca, con desfases de hasta 10 y 15 pulsacione­s por minuto”, advierte el doctor Daniel Brotons, experto en medicina del deporte. Algunos médicos están aprove-chando ya a su favor la generaliza-ción del uso del pulsómetro entre aficionado­s al deporte. "Cuando hago las pruebas de esfuerzo pido a

 ?? ERIK ISAKSON / GETTY ?? Medir la frecuencia cardiaca mientras se realiza cualquier actividad física se ha convertido en algo casi tan habitual como saber qué distancia hemos corrido, nadado o andado
ERIK ISAKSON / GETTY Medir la frecuencia cardiaca mientras se realiza cualquier actividad física se ha convertido en algo casi tan habitual como saber qué distancia hemos corrido, nadado o andado

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