Protesta pacífica en Hamburgo tras una noche de violentos disturbios
Críticas a Merkel por infravalorar los riesgos de celebrar la cumbre en la ciudad
El colofón mostró un mundo a años luz del que rigió los preliminares. Tras un noche de disturbios que empañaron con su violencia una cumbre del G-20 ya de por sí deslucida, los manifestantes contrarios al mundo que quieren los líderes aquí reunidos tomaron ayer Hamburgo en una manifestación colorista, con mucho redoble de tambor, música pegadiza y lemas izquierdistas y antiglobalización, pacífica y animada. En suma: el estilo de marcha de protesta que la canciller alemana, la democristiana Angela Merkel, tenía en mente cuando se conjuró con el alcalde socialdemócrata de Hamburgo, Olaf Scholz, para llevar la cumbre de los países más industrializados y economías emergentes a su ciudad natal (aunque se crió en el Este).
Sin embargo, como criticaba ayer ferozmente la prensa alemana en artículos y editoriales, las autoridades infravaloraron dos riesgos relativos a esta pujante ciudad hanseática: el fácil acceso por cualquier medio de transporte, y la capacidad de atracción que para grupos violentos de ultraizquierda podían tener algunas zonas de gran tradición izquierdista de Hamburgo. Es el caso del Schanzenviertel, barrio cercano al recinto ferial donde se celebraba el G-20, en el que para horror de sus vecinos se vivieron anteanoche los peores disturbios.
Todo ocurrió en el área en torno a la llamada Rote Flora (Flora Roja), un antiguo teatro ocupado desde los años ochenta por colectivos de izquierda radical o antisistema. Rote Flora organizó la marcha del pasado jueves con el lema “G-20: Bienvenidos al infierno”, a la que acudieron 12.000 personas y donde ya hubo disturbios y uso de cañones de agua por parte de la policía, pero de escala muy inferior a lo sucedido anteanoche. Ayer, un portavoz de Rote Flora declaró a la cadena regional NDR que lo ocurrido en la noche del viernes al sábado fue “erróneo tanto desde el punto de vista político como del contenido”.
Unos 1.500 alborotadores quemaron coches, levantaron barricadas y libraron una batalla campal con la policía. También fue saqueado un supermercado . El responsable de Interior de Hamburgo, Andy Grote, habló de “brutalidad inmen- sa” de algunos manifestantes y elevó a 197 el número de agentes heridos, y a 260 el de activistas detenidos en estos días. Uno de ellos es un español llegado de Bilbao, informa Europa Press. Al cierre de esta edición, no había cifras concretas de manifestantes lesionados.
“Estoy muy enfadada con la policía, por cómo ha llevado la situación, y con esos violentos estúpidos que no entienden lo que es una protesta y lo que es la democracia”, dice Charlotte Hintzmann, estudiante veinteañera que acudió con compañeras de universidad a la manifestación que ayer a mediodía fluyó hacia el barrio de St. Pauli. “No tenían que haber hecho uso de la violencia, pero es que encima atacaron precisamente una zona izquierdista; en su lógica, lo normal sería quemar bancos, ¿no?”, tercia Mara Wild, que ha venido a la marcha pues la indigna que “se ponga la alfombra roja a líderes de países como Arabia Saudí, Turquía o China, que no respetan mínimos democráticos”. Discrepa Maria Seeberger: “La diplomacia siempre es mejor que nada; que ciertos líderes de ciertos países no participen puede ser aún peor”.
Las tres se incorporaron convencidas a la manifestación, convocada por organizaciones altermundialistas y de izquierdas bajo el lema “Solidaridad sin fronteras”, para “denunciar la muerte de migrantes ahogados en el Mediterráneo, el inmenso gasto en armamento y guerra, las desigualdades sociales y las mentiras sobre el cambio climático”. Pese a las abultadas expectativas, que hablaban de hasta 100.000 manifestantes, congregó a 20.000, según estimaciones policiales.
En marchas así pensaba Merkel cuando quería presentar Hamburgo a los líderes del G-20 como ciudad anfitriona capaz de compaginar una cumbre de potentes con el ejercicio de la libertad de expresión. Ayer la canciller volvió a arremeter contra los manifestantes violentos, aseguró que el dispositivo de protección de la cumbre (20.000 policías, que fueron reforzados con 900 más) había sido “cuidadosamente preparado” y anunció que el Gobierno estudiará medidas para compensar a los ciudadanos que han sufrido daños materiales en los disturbios. Dentro de dos meses y medio, la líder democristiana afronta elecciones legislativas en busca de un cuarto mandato, y las imágenes de coches en llamas en Hamburgo no son la mejor propaganda electoral.
Grupos antisistema quemaron coches de vecinos de un barrio de tradición izquierdista
Unas 20.000 personas se manifestaron bajo el lema “Solidaridad sin fronteras”