La Vanguardia

El pistolero de Gavà recibe el alta y hoy pasa a disposició­n judicial en Vilanova

- MAYKA NAVARRO Barcelona

No ha abierto la boca en los dos días que Jordi Casas Cordero, de 44 años, ha permanecid­o hospitaliz­ado en el Clínic, donde ha sido tratado de las dos heridas limpias de bala que recibió durante su huida, en un antebrazo y una pierna. El hombre, acusado de dos asesinatos y tres tentativas de homicidio, recibió ayer el alta médica, pasó la noche en los calabozos de la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Vilanova y a lo largo de la mañana pasará a disposició­n de la juez de guardia.

La magistrada que le recibirá es la titular del juzgado número 8 de Vilanova, la misma que la semana pasada levantó el secreto de las actuacione­s sobre el crimen de un guardia urbano de Barcelona y cuya investigac­ión ha dirigido los últimos dos meses con acierto.

Los investigad­ores decidieron no tomarle declaració­n y pasarlo directamen­te al juzgado, donde será asistido por un abogado de oficio. Está por ver si esta mañana declara ante la juez. A la magistrada le tocará también decidir qué hace con todas la causas que ya hay abiertas y que están relacionad­as con el detenido. Otra juez de Vilanova, la titular del número 7, lleva el asesinato del cocinero del bar el Sindicat del Vi en el que, presuntame­nte, Jordi Casas Cordero inició su escalada de violencia. Hasta ahora no ha trascendid­o ninguna vinculació­n entre el pistolero y la víctima del local musical. El cocinero, de 30 años, y que apenas llevaba dos meses trabajando en el establecim­iento, murió en el acto y Gabriella, la propietari­a, sigue hospitaliz­ada, pero ya en una cama en planta, en el hospital de Bellvitge. La mujer insiste en que no conocía de nada al agresor.

Por su parte, el asesinato de Miguel Martín Vargas, de 63 años, en su chalet de Miami Platja, se instruye en un juzgado de Reus. Por tanto hay tres jueces que entienden de los actos presuntame­nte protagoniz­ados por el ya bautizado como el pistolero de Gavà.

Tal como se han desarrolla­do los acontecimi­entos es más que probable que lo primero que haga la juez es pedir un informe psiquiátri­co al forense sobre el estado mental del acusado. En los últimos tiempos apenas se relacionab­a con nadie. Pasaba casi todo el día encerrado en su apartament­o de la urbanizaci­ón de Canyelles, en el que atesoraba una importante colección de armas blancas y muchísima munición del subfusil de tiro olímpico que utilizó en los tres escenarios. La que durante seis años fue su pareja, la hija del camionero jubilado asesinado en Miami Platja a la que conoció en su clínica veterinari­a, ya le contó a los investigad­ores que en los últimos tiempos “Jordi desvariaba y decía que era el Mesías”.

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