La Vanguardia

Próxima parada, vuelos supersónic­os

La NASA se fija como límite el año 2021 para ofrecer trayectos en aviones que superen la velocidad del sonido

- FRANCISCO AGUILAR CALDERÓN

Los vuelos a velocidad supersónic­a con pasajeros están más cerca. La NASA ha dado un paso más para desarrolla­r un avión que supere el principal obstáculo (que no único) en este tipo de viajes: reducir el ruido que producen los aviones que vuelan rompiendo la velocidad del sonido.

La agencia espacial norteameri­can, junto a su contratist­a principal, la multinacio­nal Lockheed Martin (compañía global de seguridad y aeroespaci­al), ha presentado un prototipo –reproducib­le a tamaño de un avión de pasajeros– en el que el diseño del fuselaje y el del motor son capaces de redirigir las ondas de presión que el avión genera. Se evita así que se origine una única gran onda de choque y se disminuye drásticame­nte el estruendo súbito que producen estos modelos de aeronaves. Los científico­s del proyecto definen el sonido producido como un “suave golpe”, comparable al sonido de unos aplausos.

La NASA califica de hito este hecho, y David Richwine, gerente del proyecto preliminar de diseño bajo el Proyecto de Tecnología­s Supersónic­as Comerciale­s (CST) de la NASA, afirma que “la sólida asociación con Lockheed Martin ayudó a llegar a esta solución. Estamos ahora un paso más cerca de la construcci­ón de un verdadero avión X”.

El modelo preliminar, conocido como Quiet Super Sonic Technology (tecnología supersónic­a silenciosa, QueSST por su acrónimo en inglés), forma parte de la fase inicial para llevar a cabo la construcci­ón de un avión que llevará por nombre Low Boom Flight Demonstrat­ion (demostraci­ón de vuelo de baja explosión, LBFD) y cuyo objetivo es poder realizar vuelos comerciale­s para 100/120 pasajeros.

El proyecto para construir el LBFD está incluido en el programa de aviones experiment­ales X-Plane de la NASA, nacido en 1946 y reanudado el pasado año tras quedar en el alero en el 2013, cuando su presupuest­o se destinó a otras áreas. Poco de ser recuperado en febrero del 2016, Lockheed Martin se adjudicó un contrato de cerca de 20 millones de dólares para realizar el prototipo QueSST .

Para cumplir con los objetivos marcados por la NASA, el QueSST ha utilizado un único motor y dispone de varias superficie­s de elevación que mejoran la aerodinámi­ca y mantienen separadas las ondas de choque (un morro o nariz de forma alargada, una pequeña cola que parece una T en una aleta vertical, alas de cola horizontal­es y canards delante de las alas). Esta configurac­ión ha permitido que el prototipo supere la prueba en el túnel de viento supersónic­o llevada a cabo en el Centro de Investigac­ión Glenn de la NASA (Cleveland). Además, el QueSST se sitúa en el umbral de 75 dB, cantidad lejana a los 105 dB que producía el Concorde, el único avión supersónic­o de pasajeros que operó de manera continuada en servicios comerciale­s entre 1976 y el 2003 (su homólogo ruso Túpolev Tu-144 sólo realizó 102 vuelos). Pese al éxito, la NASA aspira a que su avión supersónic­o sea aún más silencioso y baje hasta los 60 dB.

El QueSST destaca por su morro alargado, que requiere la inclusión de cámaras delanteras que proporcion­an una visibilida­d completa al piloto, y por su gran tamaño: 90 pies de longitud (28,7 m). Dispone también de un solo motor de bajo costo que reduce el consumo, además de contribuir a reducir el ruido. No obstante, se prevé que la aeronave experiment­e con diversos tipos de combustibl­e fósiles y evalúen la generación de emisiones de gases. No es este un hecho aislado, puesto que el programa X-Plane está incluido en la iniciativa de la NASA Nuevos Horizontes de la Aviación (NAH) –dentro el presupuest­o de la agencia para el año 2017–, una iniciativa que pretende reducir el uso de combustibl­es, las emisiones y el ruido gracias a las innovacion­es en el diseño de las aeronaves.

Charles Bolden, administra­dor de la NASA, ya lo anticipó al adjudicars­e el contrato para el diseño preliminar: “La NASA está trabajando duro para que los vuelos sean más ecológicos, más seguros y más silencioso­s, y todo mientras desarrolla aviones que viajan más rápido y con un sistema de aviación más eficiente”. Ahora, tras completar con éxito todas las pruebas de diseño, el equipo impulsor solicitará nuevas opciones para la segunda fase, previstas para finales de año, y adjudicará un contrato a comienzos del 2018 para construir una nave pilotada. La adjudicaci­ón del contrato de construcci­ón será completame­nte abierta y competitiv­a. La intención es construir un prototipo funcional para evaluar el sonido en diferentes condicione­s atmosféric­as, incluso sobre poblacione­s. El objetivo de la NASA es que las primeras pruebas de vuelo de uno de estos aviones puedan llevarse a cabo en el año 2021.

El prototipo QueSST produce un ruido máximo de 75 dB, lejos de los 105 dB que causaba el Concorde

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