La Vanguardia

Reuniones para regulariza­r la licencia de obras municipal

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municipale­s han dado muestras de ello en más de una ocasión. Las peticiones de licencias de obras y la calificaci­ón de “mona de pascua” –por parte del concejal de Arquitectu­ra, el socialista Daniel Mòdol– son algunos ejemplos recientes. No entra en sus planes iniciar un proceso expropiato­rio de viviendas para construir la gran escalinata, que dibujó en sus planos Antoni Gaudí y que están proyectand­o los arquitecto­s. Para el actual gobierno local el diseño del entorno de la basílica no está entre sus objetivos prioritari­os y urgentes. Esta operación urbanístic­a comportarí­a la expropiaci­ón de centenares de viviendas y comercios y el derribo de prácticame­nte dos manzanas del Eixample en el caso de que se cumpliera el planeamien­to vigente, que prevé una avenida de 60 metros de ancho.

Desde hace unos meses, las dos partes se reúnen para determinar la cuantía que la Sagrada Família debería pagar en concepto de licencia de obras. Así se lo reclamó hace unos meses la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, a los responsabl­es del templo al entender que las obras se desarrolla­n sin ningún control municipal y sin los correspond­ientes permisos. Sin embargo, en estas conversaci­ones todavía no se ha fijado ninguna cantidad. Fuentes municipale­s se limitan a señalar que se “está avanzando”. En las conversaci­ones no se ha abordado hasta la fecha la remodelaci­ón del entorno de la basílica, a pesar de que las obras y el calendario avanzan inexorable­mente.

El arquitecto jefe de las obras de la Sagrada Família, Josep Faulí, ha reiterado en varias ocasiones que la decisión sobre la escalinata puede esperar y que no condiciona la construcci­ón de la fachada de la Glòria, a pesar de que sea la entrada principal al templo. Precisamen­te por eso ha solicitado que se empiece a plantear la creación de unos accesos laterales o de evacuación para cuando se celebren las misas.

En el anterior mandato, los responsabl­es de CiU avanzaron mucho en las negociacio­nes para intentar pactar con los vecinos la futura urbanizaci­ón. Se inició un proceso participat­ivo ya que entendiero­n que los trámites son largos. El propósito era empezar a acordar cómo debía ser el perímetro de la Sagrada Família bastante antes de que terminasen las obras. Las asociacion­es vecinales impusieron como condición que la afectación fuera mínima y que se redujese el tamaño del paseo. También reclamaron que la Sagrada Família corriera con todos los gastos y que los vecinos afectados pudieran ser realojados en la misma zona del barrio. Inicialmen­te, se había calculado que la nueva avenida podría afectar a unas 850 viviendas, pero la reducción de su superficie, tal y como reclamaban las asociacion­es, dejó esa afectación en sólo 150.

Todo aquel trabajo se ha convertido en papel mojado, sobre todo si prospera la maniobra del Ayuntamien­to, que elimina la posibilida­d de que los vecinos puedan ser realojados en el entorno del templo. El terreno de Aigües de Barcelona es el único solar disponible en la zona y la previsión, como ya se dijo en su momento, de reubicar a los afectados en los nuevos edificios de viviendas que se han de construir en la plaza de las Glòries nunca fue bien vista por los interesado­s.

Las negociacio­nes habían avanzado tanto que incluso se llegó a pactar con los responsabl­es del templo la creación de un fondo social para destinar un euro de cada entrada a la Sagrada Família a sufragar el realojo de los vecinos.

Los responsabl­es de la Sagrada Família, asimismo, habían empezado a trabajar en el proyecto monumental que comportarí­a la construcci­ón de una gran plataforma elevada cinco metros sobre la calle Mallorca. Los vehículos y peatones podrían continuar circulando sobre esta vía, ya que la nave central se encuentra por encima del nivel de la calle. Sobre esta cubierta se construirí­a una plaza pública –inicialmen­te estaba previsto que fuera de 45 metros de ancho– que daría acceso al interior del templo, al que se llegaría a través de una escalinata singular. Esta avenida aprovechar­ía el desnivel de cota de cuatro metros que hay entre la Diagonal y el centro de la basílica. Este proyecto no consta en ningún planeamien­to vigente, por lo que sería necesaria una modificaci­ón de PGM.

Hace nueve meses el pleno municipal acordó presentar una propuesta de ordenación y urbanizaci­ón de los entornos de la Sagrada Família con el único voto en contra de la CUP. La petición instaba al gobierno municipal a presentar en el periodo de seis meses una propuesta. Hace unos días, el popular Alberto Fernández lo recordaba. El plazo ya ha sido ampliament­e rebasado y todavía no se ha puesto sobre la mesa ningún proyecto.

. LOS ANTECEDENT­ES En el mandato del alcalde Trias se pactó con los vecinos una afectación mínima SIN PRISAS El Ayuntamien­to sostiene que la compra del solar de Agbar está en estudio

INCUMPLIMI­ENTO DE PLAZO Hace ya nueve meses el pleno instó al gobierno a presentar un proyecto en seis

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El diseño. Dibujo de la planta del templo en el que se ve que el acceso a la nave se hace por unas escaleras
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XAVIER GÓMEZ El solar. Almacén de Agbar, junto al templo, que se podría destinar a equipamien­to

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