Los turistas de día pagarán un impuesto
El Ayuntamiento de Barcelona estudiará la manera de aplicar una nueva tasa turística, que en este caso no gravaría las pernoctaciones en establecimientos hoteleros, sino que tendrían que abonar los operadores del sector que trasladan a la ciudad a miles de visitantes procedentes de otros destinos, los llamados “excursionistas” o “turistas de día”. La imposición de este nuevo gravamen es el compromiso adquirido ayer por el gobierno de Ada Colau, que transaccionó una propuesta presentada en este sentido por el grupo Demòcrata. La iniciativa, defendida por la concejal Sònia Recasens, encontró el apoyo de todos los grupos, excepto la posición de Ciutadans y el PP, que se abstuvieron.
El objetivo es que la tasa al turismo de día entre en vigor el año que viene y que se aplique, como explicó Recasens, a los visitantes de la ciudad que “no tienen tiempo de consumir y hacer gasto en ella, pero la colapsan”. Sería este un modo de compensar económicamente las externalidades negativas del turismo de masas. Para que esta nueva figura impositiva sea una realidad, se abre ahora un periodo de estudio para asegurar que legalmente es posible y en qué condiciones, así como a quiénes podrá aplicarse. Lo más probable es que se dirija a las visitas organizadas por turoperadores, que seguramente repercutirían este pago extra vinculado a la tasa a sus clientes y que, con toda seguridad, se opondrán a los planes del Ayuntamiento.
El principal grupo de la oposición, promotor de esta iniciativa, desatacó por boca de Sònia Recasens, que esta medida, que calificó de ejercicio de autonomía local, sí puede resultar efectiva para compensar
El gobierno de Ada Colau transacciona una iniciativa del grupo Demòcrata y deberá concretar cómo y a quién gravará La propuesta prospera con el apoyo de la mayoría de los grupos y la abstención de Ciutadans y el PP
los efectos negativos de cierta actividad turística, mucho más eficaz que “el populismo y la turismofobia” que, según ella, ha impregnado algunas actuaciones de BComú.
Algunas estimaciones que probablemente se quedan cortas, y que en todo caso serán ampliamente superadas este año, señalan que por Barcelona pasaron el año pasado unos 34 millones de visitantes y que casi la mitad de ellos no pernoctan en los alojamientos turísticos reglados de la ciudad. La nueva tasa no afectará a los cruceristas, que ya pagan el impuesto turístico, y según apuntó ayer el concejal de Turismo, Agustí Colom, el trato que recibirán los grupos familiares o reducidos no será el mismo que el de los grupos numerosos.
La concejal socialista Montserrat Ballarín, que al igual que Colom forma parte del gobierno municipal, recordó que el Ayuntamiento está intentando que la Generalitat se avenga a que el municipio disponga del 100% de los ingresos procedentes del impuesto turístico que se generan en Barcelona.
El republicano Alfred Bosch apoyó la propuesta del grupo Demòcrata pactada con el gobierno de Ada Colau, aunque pidió concreción. Una opinión muy parecida mantuvo la concejal de la CUP María José Lecha.
La líder de Ciutadans, Carina Mejías, cree que se trata de una buena medida, pero se abstuvo porque tiene serias dudas de que el Ayuntamiento tenga competencias para aprobar y aplicar esta tasa. Por su parte, el popular Javier Mulleras también expresó dudas en este sentido y lamentó que CiU no redujera la presión fiscal cuando gobernaba y que ahora el grupo Demòcrata se apunte a la “tasafilia” de Colau.