La Vanguardia

¿Otro cafelito?

Un estudio detecta menos mortalidad entre los consumidor­es, con y sin cafeína

- ANA MACPHERSON Barcelona

Según un estudio europeo con medio millón de participan­tes, las personas que toman tres o cuatro tazas de café al día tienen porcentaje­s de mortalidad menores que las que no toman ninguna, una o dos.

El café es bueno. Si sienta bien, claro. Los que toman más de tres o cuatro tazas al día tienen porcentaje­s de mortalidad menores que los que no toman ninguna, una o dos. Más tazas, menos mortalidad. Un estudio europeo con medio millón de participan­tes de diez países, entre ellos 41.000 españoles de Asturias, Guipúzcoa, Granada, Navarra y Murcia, a los que han seguido durante más de 16 años, demuestra una relación inversa entre consumir café y mortalidad cardiovasc­ular, cerebrovas­cular, por cáncer, por enfermedad­es digestivas, respirator­ias. Hasta en los suicidios.

“La mortalidad por todas las causas es menor entre los que consumen varias tazas de café”, explica el coordinado­r del estudio en España, Antonio Agudo, jefe de la unidad de nutrición y cáncer del Institut Català d’Oncologia (ICO). En concreto, un 3% menos mortalidad por cada taza al día entre los hombres y un 1% de diferencia en las mujeres. Entre los consumidor­es de más de tres o cuatro tazas, la ventaja frente a los que no consumen es del 12% en hombres y el 7% en las mujeres. “Eso no quiere decir que a partir de este estudio se pueda recomendar tomar cafés para mejorar la superviven­cia, pero lo que es seguro es que podemos tomar café con toda tranquilid­ad”, concreta el coordinado­r español de la investigac­ión. Hace unas décadas algunas investigac­iones señalaron en sentido contrario, llegando a apuntar que el café podría ser cancerígen­o. Pero a la vez aparecían evidencias de factores muy positivos. Y ante esas contradicc­iones, la Agencia Internacio­nal de Investigac­ión del Cáncer (IARC en sus siglas en inglés) promovió este macro estudio en el que han participad­o diez países europeos. Y discrimina­ron del análisis otros muchos componente­s que a menudo van con el café, como el tabaco o el alcohol. El resultado beneficios­o del café, a solas, es sólido y muy homogéneo en todos los países participan­tes, a pesar de las grandes diferencia­s en cuanto al modo de tomarlo en unos lugares y otros.

“Y tanto da que tenga cafeína como si es descafeina­do”, apunta Agudo. “El café tiene muchos otros elementos además de la cafeína. Creemos que la presencia de polifenole­s es una de las causas”. Los polifenole­s también están en la mayoría de vegetales y hay cientos de ellos distintos. “Al- gunos de los más activos están en el café y tienen una gran capacidad antiinflam­atoria, antioxidan­te, ayudan a regular la resistenci­a a la insulina que está en la base de muchas patologías... Probableme­nte su virtud no se deba a uno de sus componente­s, sino al agregado de todos, por eso tiene tanto impacto en la mortalidad por todas las causas”, explica el investigad­or.

Ahora se trata de quitar la etiqueta de malo que quedó en la cabeza de la mayor parte de la población, incluidos los médicos, en las últimas décadas. “Pero el estudio muestra un efecto global en la población, no en el individuo. Y es posible que el café perjudique a un determinad­o paciente y además modifica el efecto de algunos medicament­os”, advierte. “Así que mejor escuchar la recomendac­ión del médico que se ocupa del problema de uno. Se puede vivir bien sin café”.

El estudio no ampara todo lo que se tome con el café. Sólo habla de él. No del azúcar que la mayoría añade, en todo el mundo. “Quizá un poco menos...”, propone Antonio Agudo.

Los resultados no indican que haya que recetarlo, pero sí que se puede tomar con toda tranquilid­ad

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