El conflicto del metro se encona y salta al plano político
La oposición reprueba a la concejal de Movilidad
Los frentes abiertos se multiplican. El Ayuntamiento de Barcelona aborda el verano sin haber dado solución a los conflictos laborales de los trabajadores del metro y del Bicing. A ellos se suma la lucha de los taxistas, que prevén colapsar el puerto y el aeropuerto el próximo jueves 27 de julio contra las plataformas Uber y Cabify.
El personal del Bicing realizó ayer la primera jornada de huelga de las quince que tienen previstas para reclamar mejoras laborales y salariales. Los paros de cuatro horas en cada turno se repetirán los lunes, miércoles, viernes y fines de semana hasta el 31 de julio y suponen la paralización de la redistribución de las bicis entre las diferentes estaciones de la ciudad. Conseguir una bicicleta por encima de la Gran Via a las once de la mañana y a las seis de la tarde era como encontrar una aguja en un pajar. La parte alta de la capital catalana quedó totalmente desabastecida. A la vez, en Arc de Triomf, plaza Catalunya y otras estaciones céntricas no había sitio para dejar las bicis, una situación que se produciría cada día si no fuera por los trabajadores ayer en huelga que mueven las bicis arriba y abajo.
Con todo, la principal pugna y la que más afectados deja cada semana es la del metro. Si la solución se veía lejana a principios de semana, desde ayer lo está todavía más. El consejo de administración de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) se reunió de manera extraordinaria para analizar la situación y estudiar posibles salidas. Pero no las encontraron.
El bloqueo es tal que salieron de la reunión incapaces de presentar una propuesta con elementos nuevos. Ante la negativa de los sindicatos a participar en un arbitraje voluntario, no exploran ningún otro camino. El consejero delegado de TMB, Enric Cañas, se reafirmó en la defensa del último documento presentado por la mediación de la Conselleria de Treball en el que se propone un incremento salarial del 7% en los próximos cuatro años y la contratación de 300 personas a tiempo completo, además de otras mejoras sociales y algunas incorporaciones en plantilla. “Es una propuesta al límite legal y de recursos de la empresa”, apuntó Cañas, que cifró en 23 millones el coste que supondría asumir dichas demandas.
Hasta ahora todo habían sido cesiones a cuentagotas por parte de TMB, pero ante la situación de bloqueo continuado, el consejo de administración de la empresa pública dijo basta y anunció que rompe el pacto acordado en julio del año pasado en el que, entre otras cuestiones, se recogía un incremento sala- rial de 32 euros mensuales de media a cuenta del futuro convenio colectivo para crear un clima de diálogo que favoreciese el acuerdo. En la nómina de agosto ya no se recogerá este complemento salarial. “No tiene sentido que la voluntad negociadora se responda sistemáticamente con rechazo, nuevas demandas y más huelgas”, lamentó Cañas.
La rotura del pacto es la muestra más evidente de que todos los puentes de diálogo han volado. “Es casi una agresión que busca la confrontación”, valoran fuentes de CC.OO. La CGT habla de “radicalización del conflicto”. El presidente del comité de empresa, Pere Ramon, considera que la estrategia de la dirección de TMB es “una cortina de humo para que no se hable de la incapacidad de negociar” de la presidenta de la empresa pública, Mercedes Vidal, a quien le piden la di-
GUERRA ABIERTA TMB suprime un complemento salarial ante el rechazo de los sindicatos a negociar
SALIDA CERRADA Los sindicatos califican el gesto de “agresión” y critican la incapacidad de negociar
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misión a diario. La oposición volvió a hacerlo ayer en la comisión de Urbanismo y Movilidad.
El grupo municipal Demòcrata, ERC, Ciutadans, el PP y la CUP fueron un paso más allá y consiguieron el acuerdo unánime de la oposición para reprobar políticamente a Vidal, que asistió a la comisión pero no abrió la boca y dejó su defensa en manos de la teniente de alcalde Janet Sanz. Todos los partidos de la oposición pidieron el cese de la concejal de Movilidad, a la que consideraron “amortizada”, y reclamaron que la alcaldesa asuma las riendas de la enquistada negociación. Especialmente significativo es el rechazo a la gestión de Vidal por parte de los republicanos, que reclamaron el martes la renuncia de la concejal en la junta de gobierno del Àrea Metropolitana de Barcelona, donde ERC forma parte del gobierno junto a BComú y el PSC.
La falta de acuerdo y de diálogo entre ambas partes tras diez lunes de paros está provocando que algunas posiciones hasta ahora neutrales acaben optando por levantar la voz. Es el caso del conseller de Territori i Sostenibilitat, Josep Rull, que ayer en sesión parlamentaria no se ahorró críticas a ninguna de las dos partes, a las que reclamó “responsabilidad”. Por un lado, a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, le pidió que adopte una posición de “liderazgo con todas las consecuencias”. Por el otro, se mostró “perplejo” por el hecho de que el comité de huelga no acepte el arbitraje voluntario de la Generalitat.
Tras el rechazo de los representantes de los trabajadores a volver a sentarse a negociar con el compromiso de someter los acuerdos a votación de la asamblea, la única solución negociadora con posibilidades de prosperar ahora mismo sería un laudo obligatorio con el arbitraje de un tercero, un sistema que se utilizó para solucionar la huelga de controladores aéreos hace siete años.
El Síndic de Greuges también se incorporó ayer al conflicto entre trabajadores y dirección de TMB apostando por esta vía como salida al callejón sin salida en el que se encuentra el conflicto. Rafael Ribó considera sorprendente que después de diez semanas de paros las negociaciones no hayan avanzado y anunció que investigará de oficio la gestión de las administraciones implicadas. El Síndic propuso también que, ante la persistencia de la huelga, se valore la ampliación de los servicios mínimos, que desde el primer día han sido del 40% en los paros de la mañana y la tarde y del 20% por la noche.
Los largos tiempos de espera, que superan los 10 minutos a primera hora del día y los 30 minutos a última, aún irán a más a partir del 31 de julio. Ese día empiezan los horarios de agosto, con menos trenes circulando, lo que se traducirá en esperas mucho más largas en las jornadas de huelga. Igual que hay reducciones de frecuencia en el metro, también habrá las habituales del mes de agosto en los autobuses. Las quejas de usuarios de las líneas que pasan por los puntos más turísticos de la ciudad cada vez son más recurrentes. El crecimiento de visitantes que se está registrando en los últimos meses puede colapsar por completo las líneas que van a la playa, tomadas por completo por los turistas.
UNA POSIBLE SALIDA El Síndic reclama un laudo obligatorio y el aumento de los servicios mínimos
HORARIO VERANIEGO El tiempo de espera será aún mayor el 31 de julio con los servicios mínimos actuales