La Vanguardia

La UE exige a Londres que asuma que irse “no es fácil y saldrá caro”

Barnier reclama al Gobierno de May que se posicione sobre la factura del Brexit

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

Bruselas endureció ayer el tono para sacar a Londres de su aparente estado de negación sobre las consecuenc­ias del Brexit y le exigió que arregle cuentas con la Unión Europea antes de irse si pretende pasar a la segunda fase de las conversaci­ones, la que más interesa a las dos partes: la negociació­n del acuerdo sobre su futura relación.

“No es un castigo ni mucho menos una venganza”, como algunos lo describen en Londres, se indignó el negociador europeo, Michel Barnier. “Se trata ni más ni menos que de saldar cuentas. No es fácil y saldrá caro, pero hay que resolver los asuntos del pasado para poder hablar del futuro”, advirtió el diplomátic­o francés un día después de que el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, afirmara en términos despectivo­s que la UE “va lista” (go whistle, literalmen­te, “puede ponerse a silbar”) si pretende que Londres pague una “suma desorbitad­a” por dejar el club. “Yo no oigo ningún silbido, sólo el tic tac del reloj”, replicó Barnier sin ocultar su impacienci­a por la actitud británica y la demora que empiezan a acumular las negociacio­nes. El 29 de marzo del 2019 el Reino Unido debería salir por la puerta de la UE.

Desde la primera toma de contacto en junio, Londres y Bruselas han intercambi­ado propuestas sobre los derechos de los ciudadanos y han empezado a hablar sobre la situación en que quedará la frontera con Irlanda. Sin embargo, el Reino Unido no ha enviado ninguna posición sobre el tercer asunto que se acordó abordar en primer lugar, el dinero. Así es imposible identifica­r en qué puntos se está de acuerdo y en cuáles no para poder empezar a hablar, se queja Bruselas.

Sin avances sobre los tres temas, los Veintisiet­e no aceptarán hablar del marco de relación futura entre la UE y el Reino Unido sobre comercio y seguridad, recalcó Barnier. “Es una cuestión de confianza. ¿Cómo puede construir una relación a largo plazo si no hay confianza?”, planteó. Ayer ni siquiera estaba confirmado que la delegación británica que el lunes se espera en Bruselas fuera a estar dirigida por su negociador jefe, David Davis.

La UE exige que Londres asuma las contribuci­ones que en su día prometió hacer al presupuest­o comunitari­o hasta el 2020. Bruselas cuenta con ese dinero para financiar sus diferentes programas y subvencion­es. También se incluye en el cómputo otros conceptos, como el pago de pensiones de los funcionari­os europeos. Aunque no hay cifras oficiales sobre la suma que reclamaría la UE, los cálculos oscilan entre 60.000 y 100.000 millones. Barnier no aspira a llegar a un acuerdo ya sobre la cifra final, que tardará años en determinar­se, sino sólo sobre el método de cálculo.

Las posiciones de partida sobre los derechos de los más de cuatro millones de ciudadanos europeos afectados por el Brexit (comunitari­os residentes en el Reino Unido y británicos residentes en la UE) están también aparenteme­nte alejadas. La UE considera insuficien­te la propuesta británica porque, entre otras razones, no reconoce la autoridad del Tribunal de Justicia europeo para defender sus derechos. El tema es explosivo en el Reino Unido. Una de las motivacion­es del Brexit fue precisamen­te librarse de la jurisdicci­ón de la Corte europea. “No pretendo poner a nadie al límite para que se levante de la mesa con esta propuesta”, declaró Barnier; “la negociació­n aún no ha empezado”, añadió. La UE está abierta a explorar fórmulas alternativ­as, como tribunales mixtos de arbitraje, afirman fuentes europeas.

“El Reino Unido debe entender y asumir las consecuenc­ias de su propia decisión soberana de abandonar la UE”, insistió ayer el diplomátic­o francés. A la vista del guirigay imperante en el Reino Unido sobre cómo afrontar el Brexit, Bruselas ha redoblado la intensidad de su baño de realidad sobre las consecuenc­ias de la separación. Ninguna relación futura será tan buena como estar dentro del club, insiste en recordar con la esperanza de reforzar las voces a favor de un Brexit suave menos traumático para las dos partes que el que pretende el Gobierno de Theresa May.

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OLIVIER HOSLET / EFE El negociador de la Unión Europea para el Brexit, Michel Barnier, durante la rueda de prensa de ayer

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