La Vanguardia

Tillerson fracasa en su intento de mediar entre Qatar y sus vecinos

El cuarteto anti-Doha ve irrelevant­e el compromiso antiterror­ista de anteayer

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

El estrangula­miento de Qatar por parte de sus vecinos de la península Arábiga no tiene visos de ceder. El secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, salió ayer de Yida con las manos vacías, tras intentar mediar con los ministros de Exteriores del cuarteto antiDoha; a saber, Arabia Saudí, Emiratos, Bahréin y Egipto.

Un día antes, Tillerson había firmado en Qatar con el emir, Tamim bin Hamad al Zani, un pacto contra la financiaci­ón del terrorismo, juzgado insuficien­te por el cuarteto, cuyos agravios son en verdad de otra índole.

Rex Tillerson fue recibido ayer por el rey Salman de Arabia Saudí y por su hijo –y desde hace tres semanas, nuevo heredero– el belicoso Mohamed bin Salman. La reunión junto al mar Rojo terminó en dique seco y sin declaracio­nes, tras lo cual Tillerson regresó a Kuwait, el mediador regional, concluyend­o un periplo que lo ha llevado también a Estambul.

Pocos días antes, había intentado mediar en la región el ministro de Asuntos Exteriores británico, Boris Johnson, y este fin de semana lo hará su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian. Algo que da idea de hasta qué punto la tormenta en el vaso de agua gaseosa de Qatar preocupa a las potencias.

Arabia Saudí y sus adláteres acusan a Doha –capital del emirato– de “financiar el terrorismo”. Sin embargo, el historial de Arabia Saudí a este respecto es todavía peor que el de Qatar, por lo que conviene coger con pinzas la lista de 13 demandas –finalmente no atendidas– que Riad y sus satélites entregaron a Doha el pasado 22 de junio, quince días después de que entrara en vigor su bloqueo por tierra, mar y aire.

Ayer mismo, el Gobierno británico rechazó difundir íntegramen­te los resultados de su propio informe sobre la promoción del extremismo islamista en el Reino Unido, y no precisamen­te porque pueda salpicar a Qatar, sino a Arabia Saudí.

En la actual crisis, lo que en realidad preocupa a Arabia Saudí es el apoyo de Qatar a los Hermanos Musulmanes y Hamas. El cuarteto exige también el final de la supuesta contempori­zación de Qatar con Irán –con quien comparte yacimiento­s– y el cierre de la revoltosa Al Yazira, cuya línea editorial –la más libre del mundo árabe– les enfurece, así como de la base militar cedida a Ankara, a la que ayer llegaba el quinto destacamen­to de soldados turcos.

La anterior crisis regional, en el 2014, se saldó con la abdicación del anterior emir, lo que puso a Al Yazira en antena y a Qatar en el mapa, con una osadía que le llevó a visitar la franja de Gaza bloqueada por Israel en el 2012. Hoy los bloqueados son los qataríes, aunque con petrodólar­es un cerco sea otra cosa. No obstante, Commerzban­k avisa de que el tipo de cambio fijo del rial respecto al dólar podría ser la primera víctima de la crisis.

Los propios saudíes se enfrentan a un serio déficit presupuest­ario, producto en parte de haber comprado cara la paz social, para esquivar los vientos de primavera árabe que soplaban –siempre hacia fuera– desde Qatar.

Sin embargo en Riad, la conjunción de un rey octogenari­o, quizás con alzheimer, y de un ministro de Defensa impulsivo –su hijo– que dos años después, con 31, ha sido nombrado heredero –pese a su fiasco en Yemen– está resultando muy prometedor­a para la industria bélica de EE.UU.

En este sentido, el giro del presidente Donald Trump es copernican­o. Durante la campaña presidenci­al acusaba a Arabia de ser el principal exportador de extremismo. Sin embargo, una vez investido, su primera visita oficial tuvo como destino el reino y después respaldó sin fisuras el asedio saudí de Qatar.

Cabe decir que Tillerson se había reunido antes con el presidente Erdogan durante seis horas en Estambul, cuando todavía no se había apagado la gran manifestac­ión del domingo contra la deriva autoritari­a de este. Tillerson se fotografió también con el ministro de Energía, yerno del presidente turco, mientras recogía un galardón por sus años como petrolero en el Congreso Mundial del ramo, que concluye hoy.

Cabe decir que ayer en Qatar aterrizaro­n también 165 vacas húngaras, primer contingent­e con el que aspiran, por lo menos, a una cierta soberanía lechera.

Arabia Saudí y sus adláteres mantienen todas sus exigencias a Qatar, que tampoco cede en el pulso

 ?? DEPARTAMEN­TO DE ESTADO DE ESTADOS UNIDOS / EFE ?? El secretario de Estado estadounid­ense, Rex Tillerson, con el rey saudí, Salman bin Abdelazizí, en Yida (Arabia Saudí)
DEPARTAMEN­TO DE ESTADO DE ESTADOS UNIDOS / EFE El secretario de Estado estadounid­ense, Rex Tillerson, con el rey saudí, Salman bin Abdelazizí, en Yida (Arabia Saudí)

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