Vulnerables a las olas de calor
La temperatura media en la capital catalana puede subir 2ºC a mitad de siglo, en el peor escenario, según nuevos informes
La ciudad de Barcelona sufrirá en el 2050 aumentos de temperaturas de hasta 1,6º C o 2º C respecto a los registros actuales, una horquilla que depende de si se da un escenario mundial comprometido con el pacto internacional para mitigar el cambio climático (acuerdo de París) o predomina la inacción. Estos aumentos serán al final de siglo de entre 1,7ºC y 3ºC respecto a las temperaturas actuales, según los dos horizontes planteados. Así lo indican los estudios del Ayuntamiento de Barcelona (elaborados por el Servei Meteorològic de Catalunya). Todas estas proyecciones climáticas darán lugar, a su vez, a posibles incrementos en el número de días cálidos (más de 30ºC) en la capital catalana, cifrados entre 30 y 60 días al año a mitad de siglo, según el escenario que se dé. Barcelona es, por todo ello, vulnerable a los episodios de olas de calor, uno de los fenómenos asociados al cambio climático.
En los últimos 34 años se han registrado ocho olas de calor en la capital catalana (más de 33,1ºC tres días seguidos). La más intensa sucedió en 1982, cuando el Observatorio Fabra llegó a los 39,8º C, aunque la más larga corresponde a la del año 2003.
Las proyecciones apuntan un incremento de las olas de calor para finales de siglo. En el escenario de acción climática se pasaría de una ola de calor cada cuatro años a una ola
de calor cada año, con un aumento de entre dos y tres días (hasta totalizar entre 13 y 15 días).
Pero si se incumplieran los pactos climáticos (escenario de incumplimiento o pasivo), las olas de calor podrían menudear para finales de siglo y podrían repetirse 4 o 5 veces al año y durar hasta seis días más (hasta sumar 35 o 40 días).
En ambos escenarios, las zonas de la ciudad más afectadas por las altas temperaturas son las áreas más alejadas del mar: Vallvidrera, Tibidabo y Les Planes, Ciutat Meridiana, Torre Baró y Vallbona. La predicción indica también que las olas de calor serán más numerosas, severas y duraderas.
Igualmente, se prevé un aumento de las noches tropicales (más de 20 ºC) y las noches tórridas (25º C) a finales de siglo. Actualmente, Barcelona, sufre 38 noches tropicales al año; pero incluso en un escenario de acción climática se duplicarán o triplicarán en un escenario de inacción de los gobiernos. El número de noches tórridas (ahora una noche al año) podría aumentar hasta casi dos días (escenario comprometido) o casi cinco días (escenario más desfavorable). Las olas de calor agravan las enfermedades crónicas, especialmente las cardiovasculares y respiratorias. Según la Agència de Salut Pública de Barcelona, el número de defunciones ascendió en el episodio de 2003 a 1.587, cifra que se sitúa un 42% por encima de la media de los cuatro años anterior.
Las muestras de esa vulnerabilidad se acumulan. Un estudio reciente sobre los efectos de las altas temperaturas en 50 ciudades españolas durante el periodo 1990-2004 concluyó que Barcelona es una de las ciudades más afectadas por el calor. El incremento de mortalidad media durante los meses de verano en estas 50 ciudades es del 14,6%, mientras que en Barcelona se dispara un 27%. En el caso de Barcelona, los principales focos de gases invernadero son el transporte (42%), los usos energéticos en el ámbito doméstico (20,3%), el comercio y los servicios (18,7%), los residuos urbanos (10,4%) y la industria (8,6%).
La teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz, puso énfasis en el impacto del cambio climático sobre la salud. El Ayuntamiento prepara el Plan de Clima, que quiere presentar antes de fin de año, para marcar las líneas estratégicas destinadas a mitigar el cambio climático y sus efectos. El Ayuntamiento tiene el compromiso de reducir un 40 % los gases de efecto invernadero con respecto al 2005 y aumentar el verde urbano hasta un metro cuadrado por habitante, en el 2030. “La lucha contra la injusticia climática nos debe permitir garantizar que toda la ciudadanía, y también en Barcelona, pueda vivir mejor y de manera más saludable”, ha subrayado Janet Sanz.
El comisionado de Ecología, Frederic Ximeno, destacó que las olas de calor tendrán efectos desiguales (incide más en la población de más de 75 años, en niños y en personas con patologías crónicas, así como en los edificios con mal comportamiento, barrios sin espacios verdes...). El mapa climático de las olas de calor superpuesto con estos parámetros de vulnerabilidad hace que sea prioritario atender los riesgos en Nou Barris y zonas de los distritos de Sants-Montjuïc, Les Corts y Eixample. También apuntó que se está haciendo un inventario de las zonas refugio (espacios que podrían ser recomendables para afrontar las olas de calor).
Incrementar el verde urbano, fomentar la rehabilitación energética, apostar por una movilidad racional y analizar la vulnerabilidad al cambio climático son algunas de las líneas estratégicas que sigue el Ayuntamiento para afrontar el fenómeno del calentamiento mundial. También estudia efectuar alertas a la ciudad ante la llegada de olas de calor o noches trópicales o tórridas, como se hace con la polución. “Necesitamos tener información ágil e inmediata”, sentencia Sanz.
Los episodios cálidos tórridos (33,1ºC), que se dan cada cuatro años, pueden darse cada año a finales de este siglo Las zonas con más vulnerabilidad son los distritos de Nou Barris y algunas áreas de Sants-Montjuïc, Les Corts y Eixample Barcelona hace inventario de las zonas refugio y estudia lanzar alertas públicas ante el calor excesivo