La pobreza energética se mantiene en verano
Cinco distritos tienen abiertos los Puntos de Asesoramiento Energético (PAE) para informar y asesorar a los barceloneses que sufren los efectos del modelo energético
Los informadores de los PAE dan orientación y cobertura legal a las personas frente a las empresas suministradoras Si suben las temperaturas, los espacios refrigerados –como los centros de día– abren durante más horas
Apesar de que la pobreza energética suele estar relacionada con el uso de energía para calentar el hogar, ésta no es exclusiva de los meses más fríos del año, y los ciudadanos la padecen tanto en invierno como en verano. “La problemática de las personas vulnerables es la misma en una estación o en otra, ya que la vulnerabilidad es una situación que se vive debido a diferentes cuestiones: la falta de recursos para pagar las elevadas tarifas de la electricidad, unas viviendas mal aisladas y que no han sido rehabilitadas, y dificultades para comprar aparatos que mitiguen el frío o el calor“, explica Pep Marimon, técnico especialista en eficiencia energética de los Puntos de Asesoramiento Energético (PAE).
Mònica Planas, directora del Departamento Técnico de ABD-Ecoserveis, empresa que gestiona los PAE, añade que “la satisfacción de las necesidades domésticas –como la provisión de agua caliente e iluminación, el uso de electrodomésticos, la cocción de alimentos, etc.– es algo que debe realizarse a lo largo del año, y los problemas para pagar el recibo de la luz, el agua o el gas no desaparecen con la llegada del buen tiempo”.
Según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2016 el 10,1% de los hogares se declaró incapaz de mantener su casa a una temperatura adecuada, tanto en invierno como en verano. Y el 9,8% sufrió retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda, ya sea la hipoteca, el alquiler, o los recibos de servicios básicos como el gas, la luz o el agua, entre otros, en los últimos 12 meses.
Las gestiones y recomendaciones que hacen los PAE “son las mismas durante todo el año, pues siempre trabajamos para que los ciudadanos puedan tener garantizados los suministros básicos”, remarca Marimon. Por eso Barcelona mantiene abiertas en verano seis oficinas en las que pueden atenderse casos de pobreza energética. “Tramitamos el bono social o la discriminación tarifaria, gestionamos bajar la potencia contratada, o recomendamos que la temperatura del agua debe graduarse a 45oC –y no a 70oC– para, de esta forma, gastar menos“, explica Planas.
UNA CIUDAD PREPARADA Cuando se produce una ola de calor, la situación de pobreza energética también afecta negativamente a la salud de las personas. Por este motivo, desde el Centre d’Urgèncias i Emergències Socials de Barcelona (CUESB) –en colaboración con Protecció Civil– se realiza un seguimiento constante de las temperaturas y se activan diferentes protocolos según la época del año. “Del 1 de junio al 15 de septiembre comienza la fase preventiva, para estar preparados por si hay un incremento de las temperaturas”, explica Montserrat Rovira, directora del CUESB.
La segunda fase –del 15 de junio al 31 de agosto– también se considera preventiva. “Activamos diferentes medidas para evitar que las personas vulnerables sufran ante una ola de calor. Además, los ciudadanos disponen del teléfono de urgencias sociales, el 900 70 30 30, que funciona 24 horas y ofrece apoyo e información frente a cualquier situación“.
Las fases III y IV son de alerta, y se activan por indicación de Protecció Civil. “El protocolo contempla tener más horas abiertos los centros de día para que la personas mayores o con discapacidad pasen más tiempo en un lugar refrigerado. O llevarles comida a casa para que no tengan que salir a la calle“, remarca Rovira.