Enrique Iglesias enfurece al público de su concierto en Santander
El concierto de Enrique Iglesias en Cantabria, que tuvo lugar el sábado por la noche en el estadio de fútbol del Racing de Santander, que abría por primera vez en 25 años sus puertas a un evento alejado de ese deporte, no terminó de colmar las altas expectativas que había generado.
No en vano la actuación, a la que asistieron 30.000 personas, buena parte de ellas llegadas de toda España e incluso de otros países europeos, era el único del artista en Europa este verano y también una de las principales citas del año jubilar lebaniego, acontecimiento religioso y cultural organizado por el Gobierno de Cantabria y con epicentro en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, uno de los cinco lugares santos de la cristiandad.
Parte del público acabó enfurecido con el cantante propinándole pitos y abucheos, coreando frases como “¡Manos arriba esto es un atraco!” y expresando todo tipo de críticas contra él en las redes sociales o solicitando la devolución de las entradas.
Lo que más enfureció al público es que el artista terminara de forma abrupta el recital, sin despedirse ni ofrecer bis alguno. Aunque ya había habido otras razones para el enfado: Iglesias inició el concierto con media hora de retraso, hubo algunos problemas con el sonido y con sus interpretaciones y actuó apenas 90 minutos sin dar nunca la sensación de entregarse a fondo.
Horas después del concierto, ajeno a la polémica en las redes, el cantante compartió un vídeo en el que agradecía la asistencia y hablaba de noche “mágica” e “inolvidable”.
El concierto provocó hasta polémica política, pues Izquierda Unida criticó “el fiasco, que es una humillación que ha puesto a Cantabria en el mapa del ridículo” y se preguntaba “¿cuánto dinero de los cántabros ha gastado el Gobierno de Cantabria en estafar a los propios cántabros?”.