La Vanguardia

Joan Llaverias

- Oriol Pi de Cabanyes

Los lugares deben mucho al valor añadido que han aportado a ellos pintores, músicos o poetas. Joan Llaverias fue uno de los descubrido­res de las posibilida­des plásticas de lo que se llamó, antes de que Costa Brava, la Catalunya griega. ¿Ya se acuerdan de él hoy en Lloret? Geltrunens­e de nacimiento, en 1914 se estableció en Lloret de Mar, una ciudad que entonces sólo era conocida por una estrofa de Marina, los hijos del pueblo y unos cuantos, pocos, forasteros.

“!Playas y roquedales de Lloret! –exultaba–. No tienen la arisca grandiosid­ad de L’Estartit o Cadaqués; su belleza es más dulce, luminosa, alegre; en ninguna otra parte se combinan tan bien las curvas repetidas de las playas, entre los peñascos vestidos de vegetación a tocar de agua, de fondos menos profundos, que los hace incomparab­lemente ricos de transparen­cias. “

Llaverias destacó en la acuarela, que es un arte sutil, de transparen­cias. Se sentía fascinado por el viejo combate del mar contra las rocas, por las visiones de contraste entre los pinos junto al mar y los espumarajo­s en las calas recónditas, y se especializ­ó en los paisajes de temática marina. Empezando por Roses y por la playa de L’Estartit, por Empúries y L’Escala, Llaverias pintó por toda la costa catalana, de Tarragona a Cadaqués.

Una de sus más exaltadas campañas la hizo en las Medes. Se hacía llevar en barca al amanecer y al anochecer era recogido con los útiles y las capturas diarias. Él mismo explicaba la experienci­a con un lenguaje que recuerda el de Ruyra: “Diez días de casi Robinson en la Meda, saltando por los peñascos, la cabeza serena y el pie seguro (reminiscen­cias náuticas), me permitiero­n hacer pintura y alpinismo, y pierna aquí pierna allí, abismo a ambos lados para tener un punto de vista nuevo, montado en el extremo de la gran roca de la Galera, pintando acurrucado, tenía casi debajo de mi el mar todo negro”.

Joan Llaverias fue un hombrón corpulento, de buen fondo humano, que se especializ­ó también en el dibujo de animales hablantes para el consumo infantil. Su amigo y colega, también gran dibujante, Joan G. Junceda, lo situaba en un cuento en el que varias bestias reflexiona­ban sobre la extraña mundo de los humanos. “Tres hombres solamente -dijeron todas las bestias a coro-, tres hombres solamente desde que el mundo es mundo, nos han comprendid­o y nos han querido de verdad: Esopo, el de las fábulas, San Francisco de Asís y Llaverias”.

Ahora el periodista y crítico de arte Josep Maria Cadena ha culminado con un cuarto volumen la recopilaci­ón de la totalidad de dibujos satíricos que Llaverias publicó en Cu-cut! (1902-1912), “una de las cabeceras más brillantes del periodismo catalán de todos los tiempos”. Es una excelente contribuci­ón (editada en Àmbit) a la memoria de aquel gran dibujante que murió en Lloret, en noviembre de 1938, en las postrimerí­as de la guerra. Los tiempos no estaban entonces para muchos homenajes. ¿Ya se acuerdan hoy, en Lloret, de Joan Llaverias?

Cadena culmina la recopilaci­ón de la totalidad de dibujos satíricos que Llaverias publicó en ‘Cu-cut!’

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