La Vanguardia

La popularida­d de Trump cae en picado y su agenda sigue paralizada

La enfermedad del senador McCain impide otra vez derogar el ‘Obamacare’

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

El senador John McCain, de Arizona, sufrió un coágulo de sangre por encima del ojo izquierdo y ha tenido que someterse a una craneotomí­a, que, a sus 80 años, le exigirá varias semanas de recuperaci­ón antes de reincorpor­arse a su actividad en el Congreso. La baja por enfermedad de un solo senador hace definitiva­mente imposible que los republican­os consigan a corto plazo los votos necesarios para derogar el Obamacare , la principal promesa electoral de Donald Trump. El líder de la mayoría conservado­ra, Mitch McConnell, ya se ha resignado a aplazar de nuevo la votación. Este contratiem­po pone de manifiesto la carrera de obstáculos en que se ha convertido la presidenci­a de Donald Trump, cuya popularida­d sigue cayendo en picado. Un sondeo de la cadena ABC y

The Washington Post señala que la proporción de estadounid­enses que desaprueba­n la gestión del presidente se ha disparado hasta el 58%. Sólo le aprueba el 36%, seis puntos menos que en abril. El 48% afirma que “desaprueba rotundamen­te”, la gestión del presidente, un nivel de impopulari­dad sin precedente­s en el primer semestre de presidenci­a y sólo comparable con la impopulari­dad que cosechó George W. Bush al final de su mandato con el desastre de la guerra de Irak.

El sondeo se ha realizado después del estreno de Donald Trump en el escenario internacio­nal con viajes a Oriente Medio y a Europa y participan­do en diversos foros como el G-20 interactua­ndo con líderes como Angela Merkel, Vladímir Putin, Emmanuel Macron y Xi Jinping. El presidente se ha esforzado en presentars­e como un líder más enérgico que su antecesor Obama que defiende con mayor ahínco los intereses de Estados Unidos, pero tampoco en eso está convencien­do a sus compatriot­as. El 48% ve el liderazgo de su país más débil desde que Trump está en la Casa Blanca. Sólo el 27% cree que el liderazgo de EE.UU. se ha fortalecid­o.

Dos factores que se retroalime­ntan contribuye­n a bloquear la capacidad de seducción que el ahora presidente demostró en la campaña electoral: el escándalo del Rusiagate y la paralizaci­ón de la agenda de Trump, que aún no ha pasado de las promesas a los hechos.

La batalla dialéctica sobre la posible connivenci­a del equipo de Trump con funcionari­os rusos para perjudicar la candidatur­a de Hillary Clinton provoca un desgaste enorme de energías que impide a los republican­os centrarse en llevar adelante su programa, porque no se habla de otra cosa. A ello contribuye el propio presidente, que este mismo fin de semana ha continuado echando más leña al fuego con tuits contra los demócratas y los medios, con lo que relega los debates más políticos e ideológico­s. Sorprende que haga eso porque aunque el 60% de estadounid­enses cree que Rusia intentó interferir en las elecciones y 4 de cada 10 creen que Trump se aprovechó de ello, casi todos son demócratas, porque menos de 1 de cada diez republican­os se lo cree.

El caso es que mientras Trump tuitea sus arengas, el Trumpcare no prospera, el muro de México no consigue presupuest­o y ya no será como se prometió, ni lo pagará México, y la oficina presupuest­aria del Congreso advierte de que los números del presupuest­o no cuadran ni garantizan el crecimient­o anunciado. Trump prometió que derogar el

Obamacare sería lo primero que haría como presidente, pero no consigue la mayoría necesaria ni el apoyo de buena parte de los gobernador­es republican­os, que temen un efecto bumerán. Los republican­os tienen mayoría ajustada en el Senado de 52 a 48, así que sólo pueden permitirse tres desercione­s como máximo y de momento son más del doble los conservado­res disidentes.

Una prueba de la guerra de nervios que se vive en las filas republican­as es lo que le está ocurriendo al senador Dean Heller, de Nevada, uno de los disidentes. Sufrió un robo en su despacho de Las Vegas y, según algunas fuentes, le dejaron una nota amenazador­a si no votaba a favor del Trumpcare. En el distrito de Heller ganó Clinton y teme que si se escora a la derecha perderá el escaño en el 2018.

El 58% desaprueba la gestión del presidente y casi la mitad cree que el liderazgo de EE.UU. es ahora más débil

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SAUL LOEB / AFP Las protestas frente al Capitolio a favor del plan de salud de Obama son frecuentes

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