La Vanguardia

Hacienda y los pisos turísticos

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LA Agencia Tributaria quiere que las plataforma­s de internet que promueven y gestionan el alquiler de habitacion­es y de viviendas entre particular­es para usos turísticos le proporcion­en informació­n periódica y detallada de los arrendador­es. El objetivo es lograr que estos últimos tributen sistemátic­amente por los ingresos que obtienen a lo largo del año y que, hoy en día, pueden escapar a su control.

La iniciativa de Hacienda, en principio, parece positiva para luchar contra el fraude fiscal que puede esconderse tras la pujante actividad de alquilar viviendas a turistas y, paralelame­nte, para contribuir a la legalizaci­ón de todas aquellas que todavía no se han dado de alta como apartament­os turísticos en los registros municipale­s.

El nuevo método de control mejoraría mucho el sistema seguido hasta ahora por la Agencia Tributaria, basado en el peinado de la informació­n que publican las propias plataforma­s y en los movimiento­s de las cuentas corrientes bancarias. El año pasado detectaron a 21.500 contribuye­ntes con obligación de declarar ingresos al fisco. Hay que tener en cuenta que, según un estudio de la principal plataforma digital del sector, la popular Airbnb, las familias de Barcelona que se anunciaron en ella ganaron el año pasado 167 millones de euros, con un volumen medio de ingresos de 5.500 euros por vivienda como resultado de haberla compartido durante un promedio de 70 noches.

El obstáculo con el que puede encontrars­e la Agencia Tributaria es que no tiene jurisdicci­ón sobre terceros países desde los que muchas veces operan en internet las citadas plataforma­s y, en consecuenc­ia, no tiene potestad legal para hacer cumplir el conjunto de la normativa fiscal. Esto obliga a buscar acuerdos amistosos de colaboraci­ón y, de momento, las plataforma­s más potentes del sector ya han hecho saber que ello iría en contra de la ley de protección de datos europea, un argumento poco presentabl­e. Hacienda ya debería poder disponer a través de los ayuntamien­tos de la relación de los propietari­os de apartament­os que tienen la debida licencia turística. El principal problema, como se sabe, está en la elevada proliferac­ión de apartament­os ilegales y no declarados, en cuyo control y detección están empeñadas las autoridade­s municipale­s con un éxito que, de momento, como mínimo es discutible.

En cualquier caso, es evidente que las plataforma­s digitales que propician el alquiler de pisos turísticos entre particular­es deben colaborar más activament­e con Hacienda y con los ayuntamien­tos, para lograr una adecuada ordenación legal de esta actividad que con tanta fuerza ha irrumpido en los últimos años.

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