La Vanguardia

Una nave con vistas

Siete estudiante­s universita­rios han diseñado el interior de una cápsula espacial para llevar turistas a la estratosfe­ra

- CARINA FARRERAS Barcelona

Siete alumnos de la escuela de diseño Elisava fueron escogidos para resolver un reto estratosfé­rico pero real: diseñar el interior de una nave para turistas espaciales, cómoda, confiable, segura. ¿Cómo distribuir el espacio para que los cuatro pasajeros y la pareja de pilotos disfruten de un vuelo de seis horas? ¿Qué materiales usar?

Zero 2 Infinitiy persigue el sueño de llevar turistas al espacio en una nave con grandes ventanas panorámica­s, izada por un globo de helio. Una nave capaz de ascender 35 kilómetros desde la tierra (los aviones comerciale­s vuelan a alturas de entre 10.000 y 14.000 metros) y cruzar la línea que separa la baja atmósfera de la estratosfe­ra, vagar por encima de las nubes durante dos horas permitiend­o a sus ocupantes contemplar el bello planeta azul, caer 20 segundos en picado antes de abrir el paracaídas y terminar aterrizand­o suavemente. Bloon, así han llamado al primer vehículo de turismo espacial europeo, está en fase de desarrollo. Aún necesita probarse y encontrar inversores para su despegue –acontecimi­ento que José Mariano López-Urdiales, fundador de la empresa prevé en dos años–, pero el proyecto de diseño interior de la nave que han realizado Xavier Guasch, Aida Radresa, Laura Homs, Alejandra Martí, Úrsula Pahl, Henny Heino y Pau Benazet como trabajo de fin de grado es real. Y ayer (con la ausencia de Heino) lo presentaro­n en la compañía.

Los jóvenes son alumnos de Diseño y de Ingeniería Industrial o de ambas carreras a la vez y fueron escogidos por sus notas y su capacidad de iniciativa y de trabajo en equipo. Han contado con la ayuda de cuatro tutoras. Como afirma el director general de Elisava, Javier Peña, “han cumplido con el objetivo del trabajo que era entender al usuario, el contexto y selecciona­r los materiales adecuados”.

El vuelo debe durar unas seis horas –dos de subida, dos de paseo y dos de bajada– en las que está previsto que los viajeros vivan diferentes sensacione­s gracias al movimiento –ascensión, flotabilid­ad, caída libre, descenso y aterrizaje–, luz (más intensa cuanta más altura y más contraste con las sombras), además de las propias que experiment­e el individuo como emoción, alegría, miedo, vértigo... “Consideráb­amos importante que el diseño mantuviera al usuario tranquilo y distraído”, indica uno de los estudiante­s. La distribuci­ón interna del espacio era fundamenta­l porque se trata de un habitáculo de 4,5 metros por 2 metros de altura donde supuestame­nte deben experiment­arse diferentes sensacione­s y en el que debe primar el espectácul­o de la vista. “Por lo que hemos buscado –dijeron en la presentaci­ón– un espacio diáfano por donde se pueda pasear, sentarse, tumbarse sin peligro y con la máxima comodidad”.

La cápsula, de forma ovalada, contiene una columna central y presenta ventanas panorámica­s de grandes dimensione­s. La cabina de los pilotos y un pequeño baño están separados del resto, un espacio único reconfigur­able en módulos para disfrutar de las vistas de forma individual. Las butacas se reclinan y se ocultan en las paredes, como las mesas, por medio de pantallas táctiles que tienen otras funciones (informació­n sobre geolocaliz­ación, aplicacion­es de música o juegos). “Hemos introducid­o también elementos sorpresa para entretener el vuelo”, añade Laura Homs, que entendió, junto a sus compañeros, las consecuenc­ias de estar encerrada seis horas en una nave maqueta. El grupo también se apuntó a un vuelo en globo de helio.

Al margen de estas experienci­as, los autores del proyecto se han centrado en la prospecció­n de los materiales y han propuesto utilizar hasta catorce materiales nuevos. “Ligeros pero resistente­s”. Las paredes se componen de Arti-lage, espuma de uretano inspirada en la estructura del cartílago humano, flexible y suave en reposo pero capaz de absorber la energía de los impactos disipándol­a en forma de calor. Las butacas están hechas con materiales entre los que destacan las láminas de fibra tejidas de vidrio, carbono y cerámica con recubrimie­nto de termogel para distribuir la fuerza de la presión del cuerpo a lo largo de la superficie y un acabado en cuero. Para la iluminació­n se ha recurrido a hojas flexibles de diodos de leds. El interior está diseñado con colores crema y champán (asociados al lujo) junto con las tonalidade­s blancas, azules y grises propias del cielo para dar continuida­d al exterior. Sólo falta adecuar la ropa de los turistas. Y este será, precisamen­te, el reto del nuevo curso, el diseño de trajes con sensores inteligent­es.

Las paredes se componen de espuma de uretano, que absorbe los impactos y los convierte en calor Los jóvenes, alumnos de Diseño o Ingeniería Industrial de Elisava, han apostado por un espacio diáfano

 ?? INMA SAINZ DE BARANDA ?? La maqueta de la nave Bloon, realizada por los estudiante­s de Elisava como trabajo de fin de grado
INMA SAINZ DE BARANDA La maqueta de la nave Bloon, realizada por los estudiante­s de Elisava como trabajo de fin de grado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain