La Vanguardia

Un señor de Hollywood

MARTIN LANDAU (1928-2017) Actor

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Martin Landau era un clásico de la pantalla y de la vida, que falleció el sábado en Los Ángeles a los 89 años, víctima de “una complicaci­ón imprevista” después de un breve paso por el hospital de la Universida­d de California.

Landau fue un señor de Hollywood que tocó el cielo el día que ganó un Oscar como actor de reparto en su papel de Bela Lugosi en el filme de Tim Burton Ed Wood (1994).

El premio fue el reconocimi­ento a una carrera que se había consolidad­o en televisión, en la serie Misión imposible, donde interpreta­ba a Rollin Hand, “el hombre de las mil caras” y el rey del disfraz. Esta serie, de los años sesenta, marcó una época, en plena guerra fría, y luego dio lugar a la saga de películas que con el mismo título protagoniz­a Tom Cruise.

Landau no es Cruise y la diferencia entre ambos actores marca la evolución de los personajes masculinos de acción en Hollywood. La época de Landau estuvo dominada por los diálogos inteligent­es más que por los efectos especiales. Su papel de villano en Con la muerte en los

talones, de Alfred Hitchcock (1959) obedece a esta dinámica, hoy perdida, en las películas de acción donde la intriga tenía una base muy inteligent­e.

Martin Landau no empezó en Hollywood, sino en Broadway, inspirado por el gigantismo de Charles Chaplin. Nueva York era su ciudad –nació en Brooklyn en 1928– y antes de pisar los escenarios se ganó la vida como dibujante del New York Daily News.

Misión imposible, la serie, fue un gran éxito cuando se estrenó en 1966. Landau actuaba junto a su esposa, Barbara Bain, y como suele ser habitual en Hollywood, la popularida­d es fuente de problemas económicos. Una disputa financiera con los productore­s acabó con Landau y Bain fuera de la serie al final de la tercera temporada. Las cuatro restantes se hicieron sin ellos. El matrimonio probó fortuna, durante dos años (19751979), en la serie británica de ciencia ficción Space: 1999, donde todo lo que se aventuraba, efectivame­nte, no ocurrió cuando llegó el cambio de milenio.

Este contacto con el futuro inventado podría haberlo experiment­ado al principio de su carrera. Antes de aceptar su papel en Misión imposible rechazó otro que tal vez le hubiera hecho mucho más famoso: el del señor Spock en la serie Star Treck .Su creador, Gene Rodenberry, pensó en él para el papel de ese ser alto y meditabund­o, con las orejas puntiaguda­s, medio humano medio vulcano, que luchaba para vivir su vida sin emociones. Landau rechazó el papel, y la fama con la que hoy se le asocia. “Un personaje sin emociones me hubiera vuelto loco. Me hubieran tenido que lobotomiza­r”, explicó en el 2001.

Sea como fuera, lo cierto es que su carrera languideci­ó después de Misión imposible . Su imagen estaba demasiado vinculada a la de su personaje Rollin Hand. Durante más de una década no hizo nada destacable y no fue hasta 1998, cuando Francis Ford Coppola lo rescata para Tucker, que vuelve al estrellato. Su trabajo le merece ser designado para un Oscar, honor que repitió al año siguiente gracias al papel de marido adúltero en el filme de Woody Allen Delitos y faltas.

El premio lo acabó recibiendo por su interpreta­ción de un envejecido Bela Lugosi en el filme sobre Ed Wood, el peor director de cine de todos los tiempos. Lugosi, que se hizo famoso con

Drácula, estaba enfermo, era adicto a las drogas y debía trabajar con Wood para pagar sus deudas. / Redacción

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ROBYN BECK / AFP

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