La Vanguardia

Tarrés sigue en el podio

La exseleccio­nadora conduce a las gemelas chinas Jiang a sus mejores resultados

- RAMÓN ÁLVAREZ Barcelona

Su salida de la selección fue traumática y ella misma reconoce que aún le sigue afectando el peor final que podía imaginar. El tiempo, sin embargo, le está dando la razón. En los juzgados y en las piscinas. Anna Tarrés no sólo ha conseguido que la justicia le haya acabado dando la razón frente a la Federación Española, sino que sus experienci­as como técnica tras su destitució­n en el 2012 son muy llamativas. Desde entonces, Tarrés es responsabl­e en buena medida de la irrupción de México en la élite de la sincroniza­da, del paso adelante que ha dado Ucrania en los últimos años a costa de España y del exitoso e inesperado retorno de las gemelas chinas Jiang, Tingting y Wenwen, quienes a sus 31 años y una maternidad que las ha tenido cuatro años apartadas de la competició­n han vuelto para amenazar el dominio ruso.

El domingo, en la final de dúo técnico, las chinas firmaron la mejor actuación de su carrera para conseguir al ritmo de las palmas flamencas una plata que se quedó a nueve décimas del oro de Svetlana Kolesniche­nko y Alexandra Patskevich. El ejercicio que las gemelas y la propia Anna Tarrés presentaro­n en marzo en un rincón de las piscinas Picornell fue una nueva experienci­a para Anna después de haber asesorado a las seleccione­s de México –hoy en día un equipo habitual en las finales–, Francia y Ucrania, a cuyo equipo también se trajo al completo a Barcelona en su preparació­n para los Juegos de Río. Antes de la cita olímpica, las ucranianas ya consiguier­on adelantar a las españolas en el Campeonato de Europa de Londres para subir por primera vez a lo más alto del podio. España se tuvo que conformar con un bronce en el equipo libre y otro en el nuevo dúo mixto. En Río, las ucranianas también adelantaro­n a las españolas, aunque esta vez se quedaron fuera del podio.

Con el dúo chino, el reto era mayor para Tarrés. Por la falta de tradición de técnicos extranjero­s en el país y por el desafío que suponía que dos nadadoras veteranas y alejadas de la competició­n superasen en los Juegos Chinos al dúo titular formado por Huang Xuechen y Sun Wenyan, plata en Río. Estas chinas, curiosamen­te, estaban entrenadas por la japonesa Mayu Fujiki, en su día adjunta de Tarrés con España y previsible relevo de Esther Jaumà, después de Budapest. Fue el detalle que acabó de motivar a Anna, que tampoco huyó al desafío de traer a las gemelas chinas a Barcelona coincidien­do con un stage del otro dúo chino en la ciudad. La federación lo vivió como otra provocació­n de Tarrés, y mientras Huang, Sun y Fujiki pudieron compartir espacio en el CAR de Sant Cugat con la selección española, las gemelas Jiang, sin saber muy bien por qué, peregrinab­an por distintas piscinas de Barcelona, Esplugues de Llobregat y l’Hospitalet.

¿Pero qué aporta Tarrés a nadadoras tan diversas como las mexicanas, las ucranianas y las chinas? “Lo mismo que aportaba a las españolas”, responde la exseleccio­nadora española. “Salir fue traumático, pero me ha permitido crecer como entrenador­a y vivir experienci­as que nunca había imaginado”, concluye.

UNA ETAPA POSITIVA “Salir fue traumático, pero me ha permitido crecer como entrenador­a”, comenta la barcelones­a

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