El teatro Apolo de Ricard Reguant quiere iluminar de nuevo el Para·lel
El teatro Apolo que dejó el empresario Matías Colsada en disputada herencia ha acabado, tras resolverse esta, vendido a un grupo inversor internacional. Y a partir de finales de septiembre este gran teatro de 1.000 localidades arranca una nueva etapa en la que hará sus propias producciones de gran formato y musicales que espera exportar al resto de España y Sudamérica. El nuevo Apolo estará bajo la dirección artística de Ricard Reguant (Barcelona, 1953), director de musicales como Memory, quien explicó ayer que la nueva andadura arranca con una adaptación de Diez negritos de Agatha Christie titulada ...Y no quedará ninguno y realizada por el propio Reguant y el italiano Gianluca Ramazzoti. Estará interpretada por Toni Sevilla o Pep Munné y el final es ahora mucho más duro. En diciembre llegará un musical de creación propia para el que hablan ya con Gisela, y además adaptarán otra obra de Reguant, Hércules. El musical, para público familiar. Que el Apolo haya acabado en manos de un grupo internacional se debe a la iniciativa del propio Reguant, según explicó ayer Joan Miquel Sánchez-Arrufat, de Ethika Global, un grupo especializado en finanzas e inmobiliaria que gestionará el teatro para los compradores internacionales. Reguant explicó hace un tiempo a los responsables de Ethika Global la situación complicada del Apolo por la herencia. Ellos conocían al abogado que se ocupaba del asunto y encontraron “inversores de confianza”, señaló Sánchez-Arrufat, quien explicó que querían volver a iluminar el Paral·lel: instalarán fuera una gran pantalla de 20 metros por seis y espera que los teatros de la avenida se animen a hacer lo mismo. No se han planteado pedir subvenciones sino generar ingresos, y para eso aprovecharán los siete días de la semana y todas las horas: los lunes y martes habrá conciertos y los fines de semana sesiones golfas. Y probablemente haya un patrocinador cuyo nombre se añada al del teatro.