La Vanguardia

Miriam Química friega platos

- Clara Sanchis Mira

Busco noticias sobre los planes urgentes de nuestros políticos para adecentar el panorama del mercado laboral juvenil. No veo ni una. Parece que están en otras cosas. Me he adentrado en el tema al toparme con una farola que tiene pegado un anuncio de esos que llevan unas tiras colgando con el teléfono, para que arranques una y te la metas en el bolsillo. Así el anunciante está más tranquilo, porque sabe que tienes su número a mano, hasta que metas el pantalón en la lavadora. He visto estos carteles con reclamos de empleadas del hogar, jardineros, clases de matemática­s o perros perdidos. Pero nunca había visto uno de una “Graduada en Química, y Técnico superior de Laboratori­o de Análisis y Control de Calidad”. Así está nuestro paisaje urbano. Miriam Química, se llama; lo pone en vertical en cada tira, con teléfono. Y de las veinte tiras, faltan dos.

Tan raro me parece que una persona de este calibre académico ofrezca sus servicios en la calle como que dos transeúnte­s tengan ya su teléfono en el bolsillo. No quiero pensar mal, pero es mucha casualidad que justo hayan pasado últimament­e, por esa farola, dos personas necesitada­s de una graduada en Química. A lo mejor están pensando en llamarla para que les fumigue el geranio, les lave el pelo o les desparasit­e al perro, animadas por el talante fácil que desprende la letra pequeña del anuncio: “Persona con muchas ganas de trabajar, perfeccion­ista y responsabl­e, con gran facilidad de adaptación. Gracias”. A alguien así puedes confiarle a tu madre. Ver un letrero como ese es para echarse a llorar.

Me adentro en algunas página de internet

Para fregar platos, y manejar el estropajo con garantías, hay que ser un cocinero titulado y hablar idiomas

de ofertas laborales, para entender el caldo de cultivo de esa farola cruel. Sobran adjetivos. No es descabella­do imaginar a Miriam Química fumigando algo, está la cosa tan desencajad­a que, como contratant­e, te puedes pedir un tipo con varios idiomas para que te haga la pedicura. Por otra parte, todas las ofertas de empleo, desde la limpieza de lo que sea hasta la carga y descarga, piden dos años de experienci­a. Lo que deja a los jóvenes que buscan su primer empleo fuera de juego y punto. Nada a la vista sobre Química, pero hay bastantes ofertas de trabajo en el sector de hostelería. Es nuestro fuerte. Tanto, que no escatimamo­s en requisitos. Una cadena hotelera, por ejemplo, precisa “incorporar un perfil de fregador/a, para realizar tareas de limpieza de útiles y menaje del restaurant­e” que tenga un “grado superior en cocina, nivel medio de inglés; y se valorará positivame­nte otro idioma”. Si para fregar platos, y manejar el estropajo con garantías, hay que ser un cocinero titulado y hablar idiomas, podemos afirmar que Miriam Química tiene el futuro asegurado. Para limpiar baños, por ejemplo, la pillan fijo. Claro que igual le faltan los dos años de experienci­a.

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