Más de la mitad de los seropositivos ya tienen acceso a tratamiento
El último informe del Programa de Naciones Unidas para la Lucha contra el Sida (Onusida), presentado ayer, muestra con satisfacción y cierto grado de triunfalismo los avances registrados en la lucha contra el virus. Así, señala que el número de muertes causadas por el sida en el mundo se ha reducido a casi la mitad desde el 2005, cuando fallecieron 1,9 millones
Las muertes por sida se han reducido a casi la mitad desde el 2005: de 1,9 millones a un millón
de personas. Esto se explica por el mayor acceso de los pacientes a los tratamientos antirretrovirales. De hecho, el 53% de los seropositivos tuvieron acceso a estos medicamentos en 2016, un “éxito” que “demuestra que la acción emprendida por Onusida funciona y está salvando vidas”, aseguró exultante su director ejecutivo, Michel Sidibé. El objetivo de este organismo internacional es alcanzar los 30 millones de personas bajo tratamiento en 2020.
Sin embargo, esta evolución positiva oculta grandes desequilibrios regionales. El mayor descenso en los fallecimientos causados por el sida tuvo lugar en el sur y este de África (un 42% entre 2010 y 2016), la región más afectada por el virus y que cuenta con más de la mitad de todos los portadores del VIH. África subsahariana continúa representando casi las tres cuartas partes de las muertes por sida en el mundo.
Por el contrario, en los últimos diez años los decesos aumentaron de forma “preocupante” en el norte de África y Oriente Medio (un 48% más) y en Europa del Este y Asia central (un 38%), un problema que Sidibé relacionó con la falta de voluntad política.
El número de muertes en Latinoamérica disminuyó un 12 % entre 2000 y 2016, a pesar de los aumentos “preocupantes” en países como Bolivia, Guatemala, Paraguay y Uruguay en los últimos seis años.
Onusida alertó que a estas diferencias territoriales se unen otras relacionadas con la situación personal de los portadores del VIH. Es el caso de los menores seropositivos, que tienen menor acceso al tratamiento que los adultos, y de los jóvenes de entre 15 y 24 años que se encuentran “abandonados a su suerte” frente al virus, en palabras de Sidibé. El 80% de las nuevas infecciones en 2016 a nivel global (excluyendo África subsahariana) se produjeron entre trabajadores sexuales, consumidores de drogas inyectables, presos, transexuales y homosexuales, y sus parejas.