Vamos a ser malas
Dirección: Lucia Aniello Intérpretes: Scarlett Johansson, Kate McKinnon, Zoë Kravitz, Jillian Bell, Demi Moore Producción: EE.UU., 2017. Rough night. 101 minutos. Comedia.
Una noche fuera de control
Vale, las tías son iguales. Incluso para hacer gilipolleces. Estamos de acuerdo. Tras ver esta comedia, las mujeres parecen incluso mejores que los hombres en esto de hacer el tonto. Una comedia capaz de sacarlo a uno de quicio tiene en su haber una directora, Lucia Aniello, la primera directora de comedia en Hollywood en años, y eso es un punto.
En ese sentido, el filme supuestamente habla de cosas que ellas entienden. O ese es el juego. Lo mismo que cuatro tíos pasados de vueltas, ellas hacen cosas tan normales como matar a alguien por accidente y arrastrar el cadáver de aquí para allá mientras se preocupan por la falta de comunicación entre ellas y de lo víboras que han sido. Ahí es donde más clichés se acumulan, y donde el tedio se instala a pesar de las –buenas– actrices que defienden como pueden los personajes.
Uno, que es generoso, se ríe con ocurrencias como el novio de Scarlett, pasado de anfetas, o con esa botella de champán que estalla de forma inesperada en el aeropuerto como un pistoletazo. Pero encuentra insoportable la supuesta trascendencia de ciertos momentos en que esta comedia, tan consciente de serlo, se toma a sí misma demasiado en serio. Como si fuera un manifiesto feminista, por el lado gamberro. Cuatro mujeres que se conocen desde la universidad reunidas para la despedida de soltera de una de ellas (Scarlett Johansson). Mujeres en actitud de ¡y yo más! Con bebida, coca y el stripper de turno. Una comedia de mujeres para mujeres, o sea. De gueto. /