La Vanguardia

Neymar ‘roba’ el show americano

Bartomeu declara en Nueva York que el crack “no está en venta” pero el runrún sobre su futuro no se apaga

- FRANCESC PEIRÓN Whippany. Correspons­al

Apleno sol, pero ensombreci­dos por el caso Neymar. ¿Hay caso? El Barça pisó ayer el césped de América otra vez. Hablar de Nueva York, como se publicita, es sólo un acto social y una inexactitu­d deportiva.

El campo de entrenamie­nto y el de juego –mañana, madrugada del domingo en Barcelona, contra la Juventus– se hallan cruzado el Hudson, en Nueva Jersey. Que es equivalent­e a afirmar que el FC Barcelona Rakuten tiene sede en Zaragoza, pasado el Ebro.

Así que los 26 jugadores blaugrana arrancan la primera sesión de preparació­n del día, a unos 60 kilómetros de Manhattan, a la intemperie de un asunto de marcada dualidad geográfica y, también, sentimenta­l.

El primero en aparecer por el cuidado pasto estadounid­ense de Whippany, instalacio­nes del equipo de soccer de los New York Red Bulls, es el cancerbero Jasper Cillesssen. ¿Y el último? Neymar, claro, igual que al dejar el autobús, desconecta­do gracias a sus auriculare­s. Ni un gesto.

Al acceder a la hierba, y después de la imagen de Gerard Piqué y el entrenador Ernesto Valverde conversand­o al paso, Ney cierra la fila. Le han precedido la otras dos patas del tridente, los colegas Messi y Suárez. Una periodista le pregunta. –Ney, ¿cómo estás? –Bien. Esa palabra y una sonrisa bastan para eclipsar cualquier otra circunstan­cia. Empiezan a correr interpreta­ciones entre líneas.

¿Neymar, nos quieres o no nos quieres? Es lo que se plantean en el club y en el entorno mediático. En vilo. Sólo haría falta un tuit, un micro mensaje que expresara su amor y volvería la calma, comentan en un corrillo de enviados especiales a la espera de la llegada de la expedición.

El brasileño roba el show al inicio de la gira por Estados Unidos, donde la entidad catalana realiza un despliegue comercial sin precedente­s a partir de la oficina, “la embajada”, que inauguró hace casi un año en Park Avenue, en el corazón de la Gran Manzana.

La cultura de los valores, del “més que un club”, ha calado en la sociedad neoyorquin­a, aseguran fuentes de la institució­n. Sin embargo, sobre el terreno de trabajo, el nubarrón del PSG francés amenaza con tormenta. Tal vez sea el típico chaparrón de verano, o esta es la esperanza de los directivos. Insisten en que no se trata de ningún tsunami devastador que rompa el buen cartel. En Whippany, poco antes de las 9.30 de la mañana, llegan el secretario técnico, Robert Fernández, pegado al teléfono móvil, y el director de deportes profesiona­les Albert Soler. “Es una cosa más de los medios”, sonríe Soler.

Fuentes de la entidad remarcan que, hace un par de días, en Goal.com, el crack aseguró sentirse feliz en Barcelona. Al poco de este primer entrenamie­nto, el citado portal cuelga la versión íntegra de la charla que, proclaman, realizaron cuando los parisinos ya había entrado en el mercadeo.

“Espero estar bien físicament­e porque puedo ayudar en asistencia­s, goles y todo lo que se espera de un jugador que viste los colores del Barcelona”.

Y, pese a todo, el runrún resulta incesante. En RAC1 dicen que el fichaje por el PSG es factible y estaría avanzado.

En paralelo a la actividad deportiva, el presidente Josep Maria Bertomeu certifica en Nueva York la expectació­n que despierta la “marca Barça” entre los medios norteameri­cano. El mandatario concede entrevista­s a Bloomberg, AP, Forbes y The New York Times, cuatro de los gigantes en Estados Unidos.

“Neymar no está en venta”, sostiene Bartomeu en AP. “Tiene contrato por cuatro años y contamos con él, es parte de nuestro equipo, del tridente”, reitera.

“Es imposible que algún club pague su cláusula sin romper el fair play financiero”, añade sobre los 220 millones de la cláusula para su marcha. Pero introduce un matiz: “Si alguien no quiere jugar limpio, entonces, desde luego, puede ser activada”.

Una vez concluida la sesión preparator­ia matinal de poco más de una hora de calor asfixiante (por la tarde hay otra), Cillessen y Sergi Roberto atienden a la prensa. Los dos elogian el papel y la calidad de Neymar. “Lo veo tranquilo, está con nosotros y estoy contento de que esté aquí”, zanja el canterano. Un periodista reconoce lo incómodo que resulta cuestionar­le por otro compañero. –¿Cómo cortar esto? –Que dejéis de preguntar. “O que hable Neymar”, replica un enviado especial.

Su silencio eclipsa la paz azulgrana. Al subir al bus se limita a levantar el pulgar derecho. Otro gesto para la interpreta­ción.

UN SILENCIO ABRUMADOR Sólo un tuit acabaría con las especulaci­ones, pero Neymar se resiste a pronunciar­se

LA EXPLICACIÓ­N DEL PRESIDENTE “Neymar tiene contrato por cuatro años y contamos con él, es parte de nuestro equipo, del tridente”

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BAYER / EFE El delantero brasileño del Barça Neymar, ayer en las instalacio­nes de los New York Red BullsEDU

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