Anagrama y el cómic
La editorial lanza 25 años después una colección de humor gráfico que arranca con Glen Baxter, Liniers y Jacky Fleming
La editorial lanza 25 años después una colección de humor gráfico que arranca con Glen Baxter, Liniers y Jackie Fleming. La nueva colección se titula Contraseñas Ilustradas ,y la editora Silvia Sesé explica que quieren centrarla en el humor gráfico, “con la línea que ya había comenzado Herralde hace 30 años”.
En plena efervescencia del cómic y del humor gráfico en la Barcelona de los ochenta, recuerda el editor Jorge Herralde, se enfrentaban la línea chunga de la revista El Víbora, salvaje y underground con Nazario al frente, con la línea clara de la revista Cairo, con un tipo de dibujo a lo Tintín. Luchas enconadas que crearon enemistades irreconciliables durante una década en la que la editorial Anagrama lanzó, desde 1981 a 1992, una colección que se sumó al entusiasmo del momento: se titulaba Cómics/Humor y arrancó con el Manual para comer como un niño y otras lecciones para no convertirse en adulto, de Delia Ephron y Edward Koren, y hubo títulos de Copi, Núria Pompeia, Roald Dahl y Quentin Blake. Y de Glen Baxter, de quien se publicó El rayo inminente. Y el humor absurdo e impasible de este británico, que une en sus páginas dibujos de escenas del viejo cine del oeste y de aventuras con pies de foto surrealistas que descolocan al lector, es el elegido por Anagrama para recomenzar, 25 años después del cierre de su primer intento, su andadura por el mundo del cómic.
La nueva colección se titula Contraseñas ilustradas y la editora Silvia Sesé explica que quieren centrarla en el humor gráfico, “la línea que ya había comenzado Herralde hace 30 años, aunque espero que ahora no perdamos tanto dinero”, bromea. Comenzar la colección con Casi todo Baxter era, dice, “la manera más elegante y potente que teníamos”, aunque además han lanzado otros dos libros: Cosas que te pasan si estás vivo, del historietista argentino Liniers, y el irónico y divertidísimo El problema de las mujeres , de la británica Jacky Fleming, que recorre con humor varios siglos de desprecio y ninguneo a las mujeres y por el que desfilan desde Darwin a Rousseau, y desde el gigantesco miriñaque que les impedía hacer nada, al inferior tamaño de su cerebro. “Antiguamente no existían las mujeres, de ahí que no nos las encontremos en las clases de historia del colegio. Sí que había hombres y, entre ellos, no pocos eran genios”, reza la primera viñeta, en la que un sabio explora con una gran lupa unas mujeres diminutas. Contraseñas ilustradas crecerá en otoño con un libro del cineasta John Waters, Making trouble, y el año próximo aparecerá El mundo según Mariscal , en el que el creador de Cobi dará su versión de los orígenes del planeta y la historia de la humanidad.
Pero por ahora la estrella es Baxter, al que Anagrama invitó a la presentación de la colección y que no defraudó. “Alguna gente piensa que ser inglés es una nacionalidad. No lo es, es una enfermedad”, comenzó disparando Baxter (Leeds, 1944). “John Cleese una vez me contó una historia sobre la agonía de ser inglés. Un hombre se registra en un hotel, va a su habitación y tras diez minutos baja y pide al conserje un vaso de agua. Vuelve a la habitación. Cinco minutos después baja a pedir otro. Marcha. En cinco minutos vuelve a pedir otro. El conserje le dice, ‘oiga, si tiene tanta sed coja la botella entera’. Y él responde: ‘No, no es eso, hay un incendio en mi habitación’”, prosigue el autor.
Y se embala. Recuerda que de pequeño tenía un problema de habla y cuando se dirigía a los lugares iba ensayando las palabras sin pensar en nada más. “Una vez entré a una tienda y dije ‘quiero un botón’. El de la tienda me miró como si estuviera loco y me dijo que era una tienda de muebles, que la mercería estaba más abajo. Dije las palabras correctas en el lugar equivocado y es lo que siento que hago hoy en mi trabajo”.
Baxter recuerda cuando iba de niño al cine y había varias películas en sesión continua. “Si entrabas en medio de una tenías que darle sentido, como pasa en mis viñetas. Con ocho años vi un filme donde había un hombre apoyado en un rascacielos. Un policía le dice, ‘eh, muévase, ¿se cree que aguanta el edificio?’. El hombre se va y el edificio cae. Luego supe que eran los hermanos Marx y me pareció increíble que los adultos tuvieran esa capacidad de absurdo. Me dio esperanza para el futuro”, sonríe. Con lo que no bromea es con el Brexit: “Significa la muerte de 40 años de asociación mutua. No se
“Alguna gente piensa que ser inglés es una nacionalidad; no lo es, es una enfermedad”, ironiza Baxter
menciona, como si todo fuera dinero. Yo quiero ser parte de Europa, donde el dadá y el surrealismo nacieron. La idea de dejar Europa y acercarnos más a Trump es una pesadilla. El mundo sigue existiendo como lugar absurdo y lo único que yo hago es informar al planeta”.
El humor impasible de Glen Baxter une la nueva colección con la que Herralde lanzó en los años ochenta