En la BBC el sexo importa mucho
La cadena paga mucho más a los hombres que a las mujeres, y a los blancos que a las minorías étnicas
La primera ministra británica Theresa May cobra, después de subirse a sí misma el sueldo, 170.000 euros al año, los miembros del gabinete como Boris Johnson (Exteriores) o David Davis (encargado de las negociaciones del Brexit) le pisan los talones con salarios de 160.000 euros, mientras los diputados han de vivir con 80.000. Pero todo ello son cantidades insignificantes en comparación con lo que ingresan las estrellas de la BBC como el disc jockey Chris Evans (dos millones y medio), o el exfutbolista del Barça y presentador deportivo Gary Lineker (dos millones).
Podría argumentarse que lo hacen mucho mejor que May y sus ministros (para lo cual no hace falta un gran esfuerzo), y que además su cotización la dictan las leyes del mercado. Pero el escándalo no está en la cuantía de sus sueldos, comparables a los que pagan las cadenas privadas, sino en el hecho de que en la BBC los salarios de los hombres son muy superiores a los de las mujeres, lo cual se ha sabido porque el Gobierno ha obligado a divulgar todos aquellos que superen lo que gana la primera ministra. Y se ha descubierto que en la radiotelevisión pública se desembolsan fortunas. Y que el sexo importa mucho, sobre todo a la hora de pagar.
La mujer mejor pagada es Claudia Winleman, que presenta la versión inglesa de
Ven a bailar. Y aunque mete en el banco 600.000 euros al mes, que no está del todo mal, sólo ocupa el noveno lugar de la lista de las estrellas de la BBC por orden de ingresos, detrás, por ejemplo, de los periodistas de los Servicios Informativos John Humphreys y Huw Edwards. En el Reino Unido dirigir un telediario es un trabajo muy, pero que muy bien remunerado. Otra cosa es ser asistente de producción, en cuyo caso cobras poco más de dos mil euros, y no te da ni para alquilar un piso en la burbuja inmobiliaria de la capital. Como mucho, una habitación.
Un grupo de cuarenta personalidades femeninas de la Corporación han escrito una carta abierta denunciando lo que consideran discriminación de género, además de una injusticia. La primera ministra May y el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, les han expresado su apoyo. Y el director de la tele pública, John Hall (que a su vez supera también la barrera del medio millón de euros anuales), les ha prometido “hacer algo” en el año 2020. Como existe un tope a lo que la BBC puede invertir legalmente en salarios (1.300 millones de euros), la única fórmula posible es quitarles dinero a los hombres, o sustituir por mujeres a aquellos cuyos contratos venzan de aquí a entonces. Pero haga lo que haga se expone a demandas judiciales.
A los británicos, en plena austeridad y con el poder adquisitivo de las familias de clase media y trabajadora cada vez más reducido por el Brexit, los famosos y no tan famosos millonarios de la BBC no les dan demasiada pena. Y menos aún los presentadores y periodistas que tienen agentes que negocian sus salarios como si se tratara de futbolistas. Pero aún así les ha chocado la discriminación sexual , y sobre todo la étnica. En la lista de los cien mejor pagados sólo hay tres representantes de minorías.
Muchas mujeres cobran menos que los hombres por el mismo trabajo , ya sea en el cine o en los consejos de administración de las grandes empresas. Pero así como el Gobierno no quiere o no puede regular lo que pasa en el sector privado, en el público es harina de otro costal. Y la BBC obtiene los cuatro mil millones de euros anuales de su presupuesto (de los que más de una cuarta parte dedica a salarios) de un impuesto que en forma de licencia anual pagan todos los hogares por el hecho de tener un televisor, una radio o un ordenador con capacidad para bajar y reproducir sus programas.
La BBC comete su dosis de errores, y no todo lo que luce en ella es ni mucho menos trigo limpio. Pero detrás de las críticas de todo tipo que recibe (la mayoría sobre su contenido y supuesta oposición al Brexit) hay una campaña del magnate de las comunicaciones Rupert Murdoch y su ejército de aliados para socavarla, y si es posible cerrarla, a fin de que su cadena privada Sky tenga una mayor prominencia.
Quizás para parar un poco el golpe, la BBC ha anunciado que el próximo Doctor Who va a ser una mujer, Jodie Whittaker.